Este artículo fue publicado en colaboración con la Conferencia Nacional del Liderazgo Cristiano Hispano (NHCLC, por sus siglas en inglés).

Durante casi dos décadas, he visto un resurgimiento de hambre en la próxima generación por un liderazgo auténtico. Quieren tener una relación con Cristo más allá de la tradición para experimentar por sí mismos la plenitud de Su amor, gracia, y poder, pero necesitan un liderazgo que los dirija. Entre más los dirigimos a que lo conozcan a El cara a cara, mas corren hacia Sus pies. Quieren liderazgo que hará mas que solo inspirarlos; quieren liderazgo que camine con ellos. Este discipulado de liderazgo se construye con el tiempo a través del proceso de confianza, humildad, y responsabilidad. Y este proceso es tan sagrado como la influencia para dirigir. Más que nunca, todo líder y pastor necesita saber cómo liderar una generación que dirige antes de seguir, cuestiona antes de contestar, y brinca antes de ver. Esto es lo que he aprendido y que te ayudará.

1. Lidera desde la Fuente

Para mí, la parte más importante de liderar es proteger mi capacidad a través de disciplinas espirituales diarias y semanales que no son negociables. Independientemente de donde me encuentre en el país o de los plazos, llamadas, y juntas, la primera parte de cada mañana la paso en oración y lectura devocional de “la Biblia en un año”. Mi tiempo con Dios no es negociable ya que es en esos momentos con Dios dónde El desata la visión, imparte claridad, y confirma Su palabra para mi vida y ministerio. Este tiempo invaluable me ha permitido desacelerar mi velocímetro interior para mantener la aptitud constante para ser un pastor con el corazón para el pueblo, y al mismo tiempo, ser un esposo, padre, y abuelo con el corazón para mi familia. Líderes latinos de la próxima generación han visto a sus padres trabajar con una ética impecable, pero se han perdido del poder que hay en la pausa. Debemos dirigir con intencionalidad para darles las claves que necesitan para vivir en la faceta completa de su identidad y el potencial que Dios les ha dado.

2. Lidera con la cabeza y el corazón

Muchas veces nosotros como pastores tendemos a operar en nuestra mayor fortaleza, ya sea administrativa o creativamente. Sin embargo, he llegado a comprender mejor la necesidad de ser ambas cosas en todos los aspectos: administrativamente astuto y creativamente hábil; gobernado por gracia y dirigido por justicia; centrado en la comunidad local y consciente nacionalmente; bien centrado evangélicamente y sensible socialmente. Esta cultura intencional de intentar ser las dos cosas a la vez crea responsabilidad organizacional a tus valores, tu estándar, y tu misión y a la vez crea una atmosfera que los líderes necesitan. La próxima generación de líderes quiere se les busque no solo por lo que pueden hacer con sus manos; quieren ser incluidos por el poder latente en sus corazones y mentes. Si diriges con tu cabeza y tu corazón, vas a poder experimentar recompensas en el liderazgo más allá de lo que puedes ver, pensar y sentir. Y eso da a luz un espíritu de discipulado que refleja el verdadera estilo de liderazgo que Jesús puso de ejemplo.

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3. Lidera desde abajo

Es vital construir una cultura de confianza, amor, y respeto que te cause ceder la responsabilidad regularmente a líderes de todos los niveles, “posicionar públicamente”, (con responsabilidades iniciales), en lugares estratégicos a líderes que están en proceso de desarrollo e iniciar conversaciones con personas en diferentes niveles de participación haciendo preguntas claves. Hacer preguntas organizacionales grandes y estratégicas a personas que normalmente no tienen acceso a niveles altos de liderazgo les abre la puerta para un liderazgo nuevo. Y nuevo liderazgo agrega nueva energía, nueva perspectiva, y nuevas estrategias. En nuestra iglesia, este método está ayudando a muchos hispanos de segunda generación a desarrollar su identidad de liderazgo. Empieza de una posición de fuerza y confianza para creer en el potencial que Dios les ha dado, y no los margines. Habla a su potencial, no a su circunstancia presente. Hazlos responsables al estándar de excelencia que esperas de los demás en tu iglesia. Posiciónalos públicamente, capacítalos y úsalos—y verás en lo que se pueden convertir.

4. Lidera para dejar un legado, no legitimidad personal

Como pastor o líder, no estas simplemente construyendo una iglesia y ministerio, recuerda que también estas construyendo un legado para tu familia y para todos aquellos en tu círculo de influencia. Cuando diriges para dejar un legado, podrás ver una perspectiva más amplia cuando te veas tentado a conformarte con menos. Los obstáculos, decepciones, y desafíos que tal vez mires frente a ti se pueden convertir en escaleras que otros pueden usar después. Si diriges con las diferentes generaciones en mente, veras el valor inherente en las generaciones antes y después de ti. Los próximos lideres quieren ser parte del cuadro más grande. Necesitan que les modeles que, esto de lo que son parte, es más grande que el papel que ellos juegan. Dirigir con dejar un legado en mente les permite ver más allá de su legitimidad personal para perseguir una visión mayor para sus vidas. La única manera como ellos entienden esto es siguiendo tus pasos. Juntos, levantamos no solo líderes, pero hijos e hijas quienes viven para ver avanzar la misión de la casa.

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5. Lidera en compañía de otros

Liderazgo es un camino solitario si se hace sin relaciones estratégicas que te hacen crecer para que tu hagas crecer a otros. La más grande tragedia del liderazgo ocurre cuando la única víctima es el líder. El liderazgo sin relaciones—enfrente de ti, a tu lado, y detrás de ti—te llevará por el camino del riesgo. Nos necesitamos el uno al otro; y la próxima generación está buscando que dirijamos más allá de nosotros mismos. El día de hoy, cuando la comunicación es más digital que personal, la próxima generación está desesperada por aprender de ti como conocer a Dios y a otros en una manera personal e íntima. Cuando dirigen juntos, dirigen con más fuerza. Por esta razón, nuestra iglesia organiza una reunión anual de pastores, lideres, personas de influencia, y creyentes de generaciones múltiples llamada “La revolución del corazón”. Es aquí en donde nos relacionamos e interactuamos más allá del pulpito para aprender el uno del otro, para animarnos el uno al otro, y para desafiarnos el uno al otro. Miles asisten con su equipo ministerial y con otros líderes para mostrarle a las próximas generaciones que la iglesia es un cuerpo con una voz de liderazgo unida.

Liderazgo es un privilegio que todos tenemos y que necesitamos desarrollar. Trae a tu equipo a nuestra conferencia “La revolución del corazón” donde escucharás más sobre principios de liderazgo como estos de oradores como Carl Lentz, Samuel Rodríguez, Erwin McManus, Art Sepulveda, y otros más. Registra tu ministerio hoy aquí. Hay descuentos para grupos. ¡Lideremos juntos con mayor fortaleza!

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Sergio De La Mora es el pastor principal de Cornerstone de San Diego, California. También sirve como presidente de la Asociación Hispana de Mega Iglesias (HMCA, sus siglas en inglés), una división del National Hispanic Christian Leadership Conference.

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