Al pensar sobre el papel que jugamos como pacificadores en el ámbito de la reconciliación racial, Efesios 2:11-16 detalla los deseos del corazón de Dios para la unidad dentro del cuerpo de Cristo.

Por lo tanto, recuerden ustedes los gentiles de nacimiento —los que son llamados «incircuncisos» por aquellos que se llaman «de la circuncisión», la cual se hace en el cuerpo por mano humana—, recuerden que en ese entonces ustedes estaban separados de Cristo, excluidos de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo. Pero ahora en Cristo Jesús, a ustedes que antes estaban lejos, Dios los ha acercado mediante la sangre de Cristo.

Porque Cristo es nuestra paz: de los dos pueblos ha hecho uno solo, derribando mediante su sacrificio el muro de enemistad que nos separaba, pues anuló la ley con sus mandamientos y requisitos. Esto lo hizo para crear en sí mismo de los dos pueblos una nueva humanidad al hacer la paz, para reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo mediante la cruz, por la que dio muerte a la enemistad.

Una vez que hemos comprendido los deseos del corazón de Dios, ¿cómo podemos los creyentes ser parte de la construcción de la unidad racial dentro del cuerpo de Cristo y en la comunidad más amplia?

Estas sugerencias tienen el propósito de ayudarlo a pensar con detenimiento sobre cómo convertirse en un pacificador en el proceso de reconciliación racial.

1. Extienda sus brazos y hágale saber a sus amigos afroamericanos que a usted le importa esto.

Para muchos en la cultura mayoritaria los recientes asesinatos de hombres afroamericanos parecen hechos aislados, pero para los afroamericanos es parte de una narrativa histórica que va desde la esclavitud hasta los "códigos negros" y desde Emmett Till y la idea de que la vida de un negro puede extinguirse por cualquier razón más común y corriente.

Aun un mensaje que diga algo tan simple como "vi lo que pasó y solo quiero que sepas que me duele mi corazón porque el tuyo está dolido" ayuda a sus amigos afroamericanos a ver que a usted le importa el asunto de la reconciliación racial.

"...Lloren con los que lloran". (Romanos 12:15b)

2. No niegue lo que ellos sienten.

Tras los tiroteos en Dallas, Matt Chandler, el pastor principal de la Village Church organizó un panel de discusión con tres de los miembros afroamericanos de su equipo ministerial ("Justicia y reconciliación racial"). Al final del evento ofreció una gran analogía sobre el matrimonio que se aplica a esta situación. Si tu esposa está disgustada, no te pones a discutir con ella sobre sus sentimientos, ni le dices que está equivocada en sentirse así; no piensas en mil razones para que deje de estar enojada contigo (o al menos no en un matrimonio saludable). Si respondes a los sentimientos de alguien con datos y hechos, lo que eso comunica a la otra persona es que sus sentimientos no importan. En este caso usted tiene que lidiar con los sentimientos de sus amigos afroamericanos, así que en lugar de discutir sobre sus sentimientos o negarlos, solo escuche.

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En relación a este punto, no mencione nada sobre el índice de crímenes perpetrados por negros en contra de otros negros, ni sugiera que si la persona que fue víctima hubiera obedecido las instrucciones de los oficiales de la ley, aún estaría viva.

En primer lugar, cuando los que no son afroamericanos dicen este tipo de cosas, la comunidad negra simplemente piensa que no estamos tomando en serio sus precoupaciones sobre el racismo. Por cierto, los afroamericanos si se preocupan por la violencia en sus comunidades y ha habido marchas y protestas en la ciudad de Chicago y otras ciudades por años. Existen cientos de programas dedicados a "mantener a los jóvenes lejos de las calles", desde ligas deportivas, programas después de la escuela y vacacionales. Existen también escuelas bíblicas, programas de mentoría y una larga lista de programas más, muchos de ellos en iglesias urbanas. Los afroamericanos creen que aunque los blancos dicen que se preocupan por el crimen entre negro y negro, los blancos no se interesan en los males sociales específicos como la pobreza, la falta de educación, de empleo, de cuidado a la salud y vivienda.

Como sobrevivir en el trato con la policía es un asunto tan preocupante en la comunidad negra que muchos padres afroamericanos tienen pláticas con sus hijos cuando estos llegan a la edad de 12-13 años sobre este tema. Estas pláticas consisten de consejos como "No discutas. Obedece todo lo que te ordenen. Muévete despacio. Mantén visibles tus manos en todo momento. Dirígete a ellos como ‘señor’ y ‘señora’. Usa tus pantalones fajados en la cintura. Explica cada movimiento antes de que lo lleves a cabo".

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3. Comprenda que el estar a favor de la justicia racial no quiere decir que uno está en contra de la policía.

Esta no es una de esas situaciones "y/o", sino de "esto y aquello". ¿Hay afroamericanos que son anti-policía? Sin duda los hay, pero la gran mayoría de los afroamericanos reconocen la importancia de los oficiales de la ley en sus comunidades. Nosotros también llamamos a la policía cuando ocurren accidentes, cuando alguien invade nuestros hogares o cuando nuestra vidas están en peligro. Reconocemos su heroicos actos de servicio en situaciones como la de Dallas o la del 9:11. Cuando muchos tratan de salir de esas situaciones peligrosas, los oficiales de la ley y el personal de emergencia se apresura a entrar en ellas. La mayoría de la población afroamericana lo único que desea es que los oficiales que quebrantaron la confianza de la comunidad sean llamados a cuentas.

Piense sobre cómo puede usted contribuir a facilitar el diálogo entre las dos comunidades: la de las minorías y la de los oficiales de la ley. En esencia, el propósito de la iglesia es el de restaurar las relaciones rotas entre los seres humanos primeramente y Jesucristo, y luego entre las comunidades. Como ministros de reconciliación, podemos ser parte de los esfuerzos para reconciliar la confianza perdida que existe entre algunas comunidades de color y los oficiales de la ley.

4. Comprenda el espíritu que está detrás de la frase "Las vidas de los negros importan".

Algunos escuchan esta frase de manera incorrecta, como si dijera "Solo las vidas de los negros importan", cuando de hecho la frase dice "La vida de los negros también importa". Si usted fuera al doctor con un brazo roto y el doctor respondiera a sus quejas sobre el brazo roto con la frase "todos los huesos importan", usted, como la mayor parte de la gente, saldría de ahí e iría a buscar otro doctor para que le arreglara el brazo roto. Lo mismo ocurre con esta frase. Quienes la usan se refieren específicamente para hablar del trato injusto para con la población negra en los Estados Unidos de América.

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Si por un lado, como creyentes, no podemos apoyar todo lo que está detrás de la frase "las vidas de los negros importan", por el otro debemos reconocer su deseo de poner fin al racismo sistémico. El racismo sistémico utiliza los valores, los procedimientos y las políticas enraizadas en una institución a fin de discriminar contra la gente en base a diferencias raciales.

Tal y como lo explicó el pastor Jemar Tisby, el racismo sistémico es más sutil que el racismo personal, pues no depende de un solo agente. En lugar de eso, muchas personas que no desean mal a nadie ni son presumiblemente prejuiciosas, cooperan pasivamente al desarrollo de un complejo invisible de principios que obran en contra de ciertos grupos demográficos.

"Las vidas de los negros importan" no es un movimiento proveniente de la iglesia, así como lo fue el de los derechos civiles en los años 60, sin embargo los dos movimientos están conectados por un deseo de ver hecho realidad el tratamiento igualitario a los afroamericanos en todas las áreas de la vida americana.

Grupos de este tipo han surgido a causa del vacío dentro de nuestra propia comunidad de fe. En lugar de criticar, retomemos nuestro papel crítico justo al centro de la conversación sobre la reconciliación y justicia racial.

5. Construya relaciones intencionales con aquellos que no se ven como usted.

Muchos de quienes argumentan que las preocupaciones sobre el racismo son exageradas en verdad no tienen relaciones personales cercanas con las minorías. Si usted no ha estado en sus hogares y ellos tampoco en el de usted, entonces no son sus amigos. Usted necesita ir más allá de las conexiones superficiales. La proximidad es importante para desarrollar la habilidad de sentir empatía. Usted no podrá comprender efectivamente o amar a su vecino afroamericano o hispano si no los conoce.

6. Lea libros, vea documentales, escuche a conferencista de grupos minoritario, siéntese y escuche las ideas que lo hacen sentir incómodo, luche intelectualmente para comprender estas difíciles preguntas.

Asegúrese de entender la historia americana. ¿Sabe lo que son los "códigos negros"? ¿Conoce las historias de Emmett Till y Medgar Evers? ¿Sabe el número de afroamericanos que fueron linchado entre 1877 y 1950? ¿Sabe lo que el término "discriminación financiera" (redlining, en inglés) significa?

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Una respuesta fácil a estas interrogantes es que se trata de una historia antigua, pero si la historia no importa, ¿por qué celebramos el 4 de julio?

Winston Churchill dijo una vez que "cuando la situación se volvió inmanejable, fue ignorada, y ahora que está por completo fuera de control, aplicamos demasiado tarde los remedios que, en aquel momento, habrían efectuado su cura. No hay nada nuevo en esta historia. Es tan vieja como los libros sibilinos. Es parte de ese largo y deplorable catálogo de experiencias infructuosas y la confirmada incapacidad de la humanidad para recibir enseñanza. La falta de previsión, la falta de voluntad para actuar cuando la acción hubiese sido simple y efectiva, la falta de ideas claras, la confusión del consejo hasta que la emergencia sobrevenga, hasta que el sentido de auto-preservación haga sonar su chirriante campana, estos son los rasgos que constituyen la infinita repetición de la historia".

O dicho de manera más sencilla, quienes ignoran la historia están condenados a repetirla.

7. Ore.

La oración es activa. Antes de hacer nada, debemos disciplinarnos y detenernos antes de preguntarle a Dios cuáles son sus planes para nosotros. Por lo tanto, antes de que haga nada, pregúntele a Dios qué papel desea que usted juegue. Jean Hatmaker una vez contó una poderosa analogía en la que nosotros somos parte de una gran sinfonía y Dios nos ha llamada a cada uno a tocar una nota. En ocasiones nos sentimos avasallados por la magnitud del problema, cuando Dios nos ha llamada a cada uno de nosotros a llevar a cabo una acción específica.

El racismo es, en el fondo, un problema de pecado. Se ha inmiscuido en muchas facetas de la vida y creado sistemas de inequidad. No será resuelto de la noche a la mañana. Les tomó a los afroamericanos 100 años para ir desde la proclamación de la emancipación a las leyes de derechos civiles. Por lo tanto, ore a Dios y pídale que le muestre qué papel juega usted en la búsqueda de la igualdad racial y la justicia en su iglesia, en su vecindario, en su ciudad y en este mundo.

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