Durante casi tres décadas Beth Moore ha sido la imagen de los bautistas del sur modernos.

Ella ama a Jesús y ama la Biblia, y ha dedicado su vida a enseñar a los demás por qué necesitan a ambos en sus vidas. Millones de mujeres cristianas evangélicas han leído sus estudios bíblicos y se han reunido en eventos multitudinarios en estadios para escucharla hablar mientras indaga en las profundidades de los pasajes bíblicos.

La gran influencia de Moore y su rol en la enseñanza de la Biblia siempre ha provocado cierta incomodidad en algunos de los evangélicos más influyentes debido a su creencia de que solo a los hombres se les debería permitir predicar.

Pero Moore siempre fue irreprensible, ya que apoyaba la enseñanza de los bautistas del sur que limita el oficio de pastor solamente a los hombres y afirmaba las misiones y la labor evangelística que tanto aprecia la denominación.

“Ella ha sido un estandarte de la Palabra de Dios, sin transigir nunca”, dijo el expresidente de Lifeway Christian Resources, Thom Rainer, en 2015, durante una celebración en el Tennessee Performing Arts Center en Nashville para conmemorar los veinte años de colaboración entre Beth Moore y la editorial de la Convención Bautista del Sur. “A fin de cuentas, el impacto de Beth Moore solamente se puede medir en términos de eternidad”.

Entonces apareció Donald Trump.

Las críticas de Moore contra el comportamiento abusivo del cuadragésimo quinto presidente hacia las mujeres, y su defensa de las víctimas de abuso sexual, la hicieron pasar de ser un amado ícono a ser una paria en la denominación que ella había amado toda su vida.

“Despierten, los que duermen, a lo que las mujeres han tenido que soportar todo el tiempo en entornos de craso privilegio y poder”, escribió Moore acerca de Trump, parafraseando un pasaje del libro de Efesios del Nuevo Testamento.

Debido a su oposición a Trump y a su franqueza a la hora de confrontar el sexismo y el nacionalismo del mundo evangélico, Moore fue etiquetada como “liberal” y “woke” [el término woke recientemente cobró un nuevo significado, a saber, estar “despierto” y al tanto de los problemas sociales]. Incluso hubo quien la acusó de herejía por atreverse a dar un mensaje durante un culto dominical en la iglesia.

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Finalmente, Moore llegó a su límite. El viernes pasado, durante una entrevista con Religion News Service (RNS), afirmó que “ya no pertenece a los bautistas del sur”.

“Sigo siendo bautista, pero ya no me identifico con los bautistas del sur”, dijo Moore en la entrevista telefónica. “Amo a muchas personas de entre los bautistas del sur y muchas iglesias que pertenecen a su convención, pero no me identifico con algunas cosas de nuestra herencia que no se han quedado en el pasado”.

Moore le contó a RNS que hace poco terminó su larga relación con Lifeway, la editorial cristiana con sede en Nashville. Aunque Lifeway sigue distribuyendo sus libros, ya no los publicará ni administrará sus eventos en vivo. (Una aclaración: el autor de este artículo es un exempleado de Lifeway).

Kate Bowler, historiadora de la Duke Divinity School que ha estudiado a las mujeres evangélicas famosas, dijo que la decisión de Moore representa una importante pérdida para la Convención Bautista del Sur.

Moore, dijo, es una de las pocas líderes independientes de la denominación, cuya plataforma está basada en su propio “carisma, liderazgo e increíble ética laboral” y no en su matrimonio con un pastor afamado. (El marido de Moore es plomero de oficio). También mencionó el hecho de que tiene una amplia audiencia fuera de su denominación.

“La señora Moore es una voz en la que se confía profundamente a ambos lados de toda esta división entre liberales y conservadores, y siempre ha sido capaz de comunicar una profunda fidelidad a su tradición sin tener que seguir a la desbandada de bautistas del sur para hacer que Trump pareciera respetable espiritualmente”, dijo Bowler. “Los bautistas del sur han perdido a una poderosa campeona en un tiempo en que el testimonio público de la denominación se ha visto debilitado significativamente”.

Puede que Moore sea una de las maestras bíblicas más improbables de la historia reciente. En la década de los ochenta comenzó a compartir devocionales durante las clases de aeróbicos que daba en la Primera Iglesia Bautista de Houston. Entonces comenzó a impartir un popular estudio bíblico para mujeres en la iglesia que en cierto momento llegó a atraer [enlace en inglés] a miles de personas cada semana.

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A principios de la década de 1990 escribió un manuscrito de estudio bíblico y lo envió a Lifeway (que entonces era conocida como Baptist Sunday School Board), pero fue rechazado. Sin embargo, después de que un miembro del equipo de Lifeway viera a Moore enseñar en persona, la editorial cambió de parecer.

El primer estudio de Moore, El corazón del creyente: Un santuario de Dios, se publicó en 1995 y fue un éxito que condujo a docenas de estudios más, todos respaldados por cientos de horas de investigación y reflejando el deseo incesante de Moore por conocer más de la Biblia.

Desde 2001 y hasta 2016 el ministerio de Moore, Living Proof, tuvo un superávit de seis cifras, creciendo en sus activos desde poco menos de un millón de dólares en 2001 hasta casi quince millones en abril de 2016, según los informes [enlace en inglés] presentados al Servicio de Impuestos Internos de los EE. UU. Su trabajo como maestra bíblica ha penetrado tanto en los estudios bíblicos de pequeñas iglesias como en estadios repletos en sus eventos en vivo del ministerio Living Proof.

Para Moore, la Convención Bautista del Sur era su familia, su tribu y su herencia. La iglesia bautista donde creció en Arkadelphia, Arkansas, fue un para ella un lugar de refugio frente a un hogar problemático donde experimentó abuso sexual.

“Mi iglesia local, en donde crecí, me salvó la vida”, le contó a RNS. “Muchísimas veces mi hogar era un lugar peligroso; mi iglesia era mi lugar seguro”.

Como adulta, participó como maestra de la escuela bíblica dominical y otros estudios bíblicos y después, en colaboración con Lifeway, su vida quedó profundamente entretejida con la denominación. Ella creía en Jesús. Y también creía en la Convención Bautista del Sur.

En octubre de 2016 Moore se llevó lo que ella llamó “la mayor impresión de su vida” cuando leyó las transcripciones de las cintas de “Access Hollywood”, donde Trump alardeaba de su acoso sexual hacia las mujeres.

“Eso no era solo inmoralidad”, dijo ella. “Eso era puro acoso sexual”.

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Esperaba que sus colegas evangélicos, especialmente los líderes bautistas del sur en los que ella confiaba, se escandalizaran, especialmente debido a cómo habían reaccionado ante la conducta de Bill Clinton en la década de 1990. En cambio, dijo ella, se aliaron alrededor de Trump.

“La desorientación acerca de esto era abrumadora”, dijo ella. “Sencillamente abrumadora”.

Moore, que se describía a sí misma como “a favor de la vida desde la concepción hasta la tumba”, dijo que no se hizo ilusiones cuando los evangélicos apoyaron a Trump porque les prometió colocar jueces antiaborto a lo largo de todo el sistema judicial.

Aun así, no podía comprender cómo lo habían convertido en un campeón de la fe. “Se convirtió en el estandarte, la imagen de la gran esperanza del evangelicalismo de la gente blanca, la salvación de la iglesia de los Estados Unidos”, dijo ella. “Nada me podía haber preparado para eso”.

Cuando Moore habló públicamente [enlace en inglés] acerca de Trump, el contragolpe fue duro. Las ventas de sus libros se desplomaron, así como las ventas de entradas para sus eventos. Muchos vieron sus críticas hacia Trump como un acto de traición. Desde el ejercicio de 2017 hasta el de 2019, Living Proof perdió más de 1.8 millones de dólares.

Después de que comenzaran a salir a la superficie acusaciones de abusos y malas conductas entre los bautistas del sur en 2016, a Moore le empezó a preocupar también cada vez más la tolerancia que su denominación estaba mostrando hacia líderes que no trataban con respeto a las mujeres.

En 2018 escribió “Una carta para mis hermanos” en su blog, señalando su preocupación por la deferencia que en muchas ocasiones le habían solicitado que mostrara hacia otros líderes varones, la cual llegó al grado de que le pidieran llevar zapatos planos en vez de tacones cuando estuviera sirviendo junto a un hombre que fuera más bajo que ella.

También comenzó a hablar acerca de su experiencia de abuso, sobre todo después del informe [enlace en inglés] de febrero de 2019 del Houston Chronicle, el periódico de su ciudad, en el que se detallaron más de 700 casos de abuso sexual entre los bautistas del sur durante un periodo de veinte años.

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Sus redes sociales, especialmente Twitter, donde tiene casi un millón de seguidores, se llenaron, con justicia, de ira y consternación por lo que ella vio como una tóxica mezcla de misoginia, nacionalismo y partidismo tomando control sobre el mundo evangélico que ella amaba… y también se vieron mezclados con un intercambio de bromas bien intencionadas con amigos y partidarios que animaban sus comentarios.

“Suelo meterme en muchos problemas en Twitter porque esa es mi especialidad”, dijo ella. “Lo mío es jugar con las palabras y las ideas”.

Entonces, en mayo de 2019, Moore contó que hizo algo que ahora describe como “una auténtica tontería”. Una amiga y escritora llamada Vicki Courtney mencionó en Twitter que Courtney predicaría en la iglesia el Día de las Madres.

“¡Yo también lo voy a hacer el Día de las Madres! Vicki, por favor, no se lo cuentes a nadie”, respondió Moore.

El tuit inmediatamente despertó un debate nacional entre los bautistas del sur y otros líderes evangélicos sobre si se debería permitir [enlace en inglés] a las mujeres predicar en la iglesia.

“Hay algo en el orden de la creación que significa que Dios quiere que la voz del predicador sea masculina”, dijo en su podcast Albert Mohler Jr., presidente del Southern Baptist Theological Seminary.

El pastor bautista de Georgia, Josh Buice, urgió [enlace en inglés] a la Convención y a Lifeway a cancelar a Moore, etiquetándola de amenaza liberal para la denominación.

John MacArthur, el controvertido predicador de una megaiglesia de California, resumió [enlace en inglés] su opinión en dos palabras, diciéndole a Moore: “Vete a casa”.

Moore, quien dijo que no se convertiría en pastora de una iglesia bautista del sur “ni para salvar su vida”, observó con asombro cómo su tuit comenzó a dominar la conversación en la denominación, ahogando las preocupaciones acerca del abuso.

“Estamos en medio del mayor escándalo de abuso sexual que ha golpeado a nuestra denominación”, dijo ella. “Y, de repente, lo más importante de lo que hay que hablar es acerca de si una mujer puede o no subir a un púlpito a dar un mensaje”.

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Cuando Moore asistió a la reunión anual de la Convención en junio de 2019 y habló en un panel acerca del abuso, sintió que ya no era bienvenida.

La cosa solo ha empeorado desde entonces, dice Moore. La Convención se ha visto agitada por debates acerca de la teoría crítica de la raza, provocando que cierto número pastores de raza negra de alto perfil abandonen la denominación. La política y el nacionalismo cristiano han rodeado al evangelio, dijo.

Mientras todo esto ocurría, Moore estaba trabajando en un nuevo estudio bíblico con su hija Melissa sobre el libro de Gálatas del Nuevo Testamento. Mientras estudiaba ese libro, a Moore le impresionó un pasaje en donde el apóstol Pablo, el autor de la carta, describe un enfrentamiento con Pedro, otro apóstol y líder de la iglesia primitiva, diciendo que Pedro “no andaba rectamente conforme a la verdad del evangelio”.

Esa frase, dijo ella, le resonó por dentro. Describía lo que ella y otros bautistas del sur preocupados veían como equivocado en su denominación.

“No andaban rectamente conforme a la verdad del evangelio”, dijo ella. “Sentí como si hubiéramos aterrizado en Marte”.

Beth Allison Barr, profesora de historia y decana de la Universidad de Baylor, dijo que la salida de Moore de la Convención será un duro golpe para las mujeres bautistas del sur. Barr, autora de The Making of Biblical Womanhood [La creación de la feminidad bíblica], un libro que muy pronto saldrá a la venta acerca de los roles de género entre los evangélicos, creció en una iglesia bautista del sur. Su madre era una gran seguidora de Moore, así como muchas otras mujeres de su iglesia.

“Si ella se marcha, se va a llevar consigo a muchas de estas mujeres”, dijo Barr.

Anthea Butler, profesora asociada de la Universidad de Pennsylvania y autora de un libro que será publicado próximamente sobre los evangélicos y el racismo, dijo que Moore se podría convertir en una versión más conservadora de la fallecida Rachel Held Evans, que reunió en torno suyo a cristianos progresistas cansados del evangelicalismo, pero no del cristianismo.

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Los críticos de Moore pueden encontrar sencillo tacharla como “liberal” o “woke” en vez de lidiar con la sustancia de su crítica, dijo Butler. Pero las preocupaciones de Moore y los continuos conflictos dentro de la Convención acerca del racismo y el sexismo no se van a marchar, dijo Butler. La profesora de religión cree que Moore estará mejor después de abandonar la Convención, a pesar del dolor de la ruptura.

“Aplaudo su movimiento y la apoyo porque sé lo asfixiante que ha sido la Convención Bautista del Sur para las mujeres”, dijo Butler. “Estará mucho mejor sin ellos, haciendo el ministerio al que Dios la llame”.

Desenredar su vida de la Convención Bautista del Sur y de Lifeway fue difícil. Moore y su marido han comenzado a visitar una nueva iglesia, una que no está ligada estrechamente con la Convención, pero sigue siendo “fiel al evangelio”. Está analizando la posibilidad de unirse a otra denominación, quizá los luteranos o los presbiterianos, pero su corazón sigue siendo bautista.

Aún ama las creencias de los bautistas del sur, dice, y está decidida a seguir conectada con una iglesia local. Moore espera que, en cierto momento, el testimonio público de los bautistas del sur regrese a aquellos valores centrales y se aleje del nacionalismo, el sexismo y la división racial que ahora parecen definir su testimonio público.

Hasta ahora, eso no ha ocurrido. “Al final, llega un momento en que tienes que admitir ‘eso no es lo que soy’”, dijo ella.

Moore ha tenido una larga amistad con el equipo que edita y comercializa su obra en Lifeway y decirles adiós ha sido doloroso, pero aún en términos amistosos. Ella esperaba pasar el 2020 en una especie de gira de despedida, pero la mayoría de sus eventos del año pasado fueron cancelados debido a la pandemia por COVID-19. (Lifeway está promocionando un crucero en el que Moore aún aparece en el programa).

“Son personas a las que quiero tanto que las querré para siempre”, dijo ella. “Sencillamente no he podido encontrar muchas cosas durante mi vida en el ministerio que pueda decir que son una mayor manifestación de la gracia que el regalo que ha sido trabajar con Lifeway”.

Becky Lloyd, directora de Lifeway Women, habla con cariño de Moore.

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“Nuestra relación con Beth no se ha terminado, continuaremos amándola, orando por ella y apoyándola en los próximos años”, le dijo a RNS en un correo electrónico. “En Lifeway nos sentimos muy agradecidos con el Señor por permitirnos ser una pequeña parte de cómo Dios ha usado a Beth a lo largo de los años para ayudar a las mujeres a involucrarse con las Escrituras de un modo profundo y significativo, y cómo las ha ayudado a crecer en su relación con Jesucristo”.

Lifeway seguirá comercializando los libros de Moore y promocionando algunos de sus eventos.

Estos eventos probablemente serán más pequeños, y quizá atraigan a cientos de personas en vez de a miles, dijo Moore, al menos al principio. Y ella está emocionada por este nuevo comienzo.

“Voy a servir a quien sea que Dios me ponga enfrente”, dijo ella.

Traducción por Noa Alarcón y Livia Giselle Seidel

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