Lea Juan 3:16–21

«Porque de tal manera amó Dios al mundo que . . .».

Lo más probable es que usted pueda terminar la línea sin pensarlo dos veces. Podría decirse que Juan 3:16 es el versículo más famoso de la Biblia; sin embargo, no viene solo. Aunque el resto del pasaje en este tercer capítulo del evangelio de Juan recibe mucha menos fanfarria, nos ofrece una verdad aleccionadora y esperanzadora:

… que la luz vino al mundo, pero la humanidad prefirió la oscuridad a la luz.... el que practica la verdad se acerca a la luz, para que se vea claramente que ha hecho sus obras en obediencia a Dios. (vv. 19, 21)

La experiencia humana es la mezcla paradójica del amor a la oscuridad y la necesidad de luz. Y esta realidad no es solo cierta allá afuera, entre las masas pecaminosas. Esto es cierto aquí mismo: en mi corazón, mente y alma, así como ​​en los suyos. El apóstol Pablo describe acertadamente esta tensión omnipresente y universal: «No entiendo lo que me pasa, pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco» (Romanos 7:15). Todos hemos estado allí. Todavía lo estamos.

La luz puede tanto exponer como iluminar, haciéndola simultáneamente aterradora y liberadora. El físico estadounidense Richard Feynman dijo: «El primer principio es que no debes engañarte a ti mismo, y eres la persona más fácil de engañar». Si tenía razón, y creo que la tenía, entonces esta luz aterradora y liberadora es exactamente lo que necesitamos. Esta luz expone nuestro orgullo e ilumina nuestra vergüenza, las cuales nos han golpeado desde el comienzo mismo de la historia humana.

En la narración de la creación del Génesis, Dios creó un mundo bueno y colocó a Adán y Eva en el centro, como portadores de su imagen, llamados a sacar todo el buen potencial de la tierra. Pero cuando los primeros humanos pecaron contra Dios, fue porque llegaron a creer la mentira de que podían ser «como Dios» (Génesis 3:5). Esto es orgullo. ¿Y adónde conduce inevitablemente el orgullo? Directo a la vergüenza. «… tuve miedo porque estoy desnudo. Por eso me escondí», dijo el hombre (3:10).

Jesús, la Luz, ha venido a liberarnos de las tinieblas del orgullo y la vergüenza. La luz ha venido a decirnos la verdad: que somos perdonados, aceptados y amados. La luz ha venido para deshacer la catástrofe de la Caída y promulgar el buen nuevo mundo de Dios, donde todos podemos pertenecer.

Jay Y. Kim es pastor principal en la iglesia WestGate. Es autor de Analog Church y Analog Christian. Vive en Silicon Valley con su familia.

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