Para muchos, 2022 ha sido un año difícil en el que no ha resultado sencillo apreciar las bendiciones. Una vez más nos encontramos en la aparente contradicción de creer en un Dios todopoderoso que nos ama incondicionalmente y la realidad de la crisis global que enfrenta la humanidad.

¿De qué manera la gratitud —y específicamente la gratitud a Dios— puede ser vital para prosperar y tener resiliencia en el mundo actual? En medio de pandemias, cambios climáticos, adicciones, extremismo y polarización política, colapso económico, delitos, desigualdades, conflictos internacionales, amenazas nucleares y migraciones forzadas, ¿hay algún poder sanador en la gratitud a Dios?

Durante un tiempo, la gente solía confiar en testimonios personales y consejos bíblicos sobre «dar gracias» para responder a esta clase de preguntas. Científicamente, los investigadores tenían poco que decir acerca de estar agradecido con Dios puesto que la gratitud se había estudiado ampliamente solo a nivel horizontal, es decir, entre humanos. Nuevos proyectos financiados por la Fundación John Templeton han encargado a teólogos, filósofos y psicólogos como nosotros explorar la gratitud hacia nuestro benefactor supremo [los enlaces de esta página redirigen a contenido en inglés].

Estos investigadores ya han descubierto que los creyentes que experimentan y expresan gratitud a Dios refieren sentir más esperanza, mayor satisfacción, más optimismo, menos episodios depresivos y una mejor recuperación del estrés. Sus estudios sugieren que la gratitud hacia Dios magnifica y amplifica los efectos de la gratitud hacia otras personas.

Los creyentes agradecidos no solo están simplemente más contentos porque están mejor. Vemos a personas que experimentan gratitud hacia Dios aun en medio de la adversidad.

En un estudio que aún no está publicado, Jason McMartin, teólogo de la Universidad de Biola, afirma que el sufrimiento intensifica nuestros encuentros con Dios, reestructurando la experiencia de gratitud al expandir nuestra visión de aquello de lo que podemos estar agradecidos, incluyendo las experiencias dolorosas como dones en sí mismos. El dolor es real, pero la gracia de Dios abunda. Cuando nuestro sufrimiento se encuentra con la soberanía de Dios, la gratitud hacia Él es nuestra respuesta.

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La investigación lo ratifica. Un estudio de Joshua Wilt y Julia Exline en la Universidad Case Western Reserve descubrió que, entre los creyentes teístas, la gratitud a Dios por los sucesos negativos funciona de manera similar a la gratitud por los sucesos positivos en tanto que ambos acercan a la persona a Dios.

Estos descubrimientos sugieren que cuando enfrentamos situaciones difíciles en la vida, la práctica de la gratitud a Dios se puede cultivar para compensar la tendencia natural a priorizar lo malo sobre lo bueno. Este cambio de enfoque no consiste en una mera capa superficial de pensamiento positivo, sino más bien en una sensación profunda y perdurable de que el bien habita de forma constante bajo el rencor y el desconsuelo de la vida diaria.

Con base en investigaciones científicas, el psicólogo social David Meyers lleva tiempo observando que así como podemos convencernos a nosotros mismos para actuar de cierto modo, nuestras acciones pueden también cambiar nuestra manera de pensar. Si deliberadamente practicamos la gratitud, nuestros pensamientos y sentimientos normalmente seguirán el mismo camino.

Una idea que puede ayudar con este propósito es llevar un diario en el que enumeremos las bendiciones que recibimos de Dios junto con las lecciones que aprendemos de nuestros retos y dificultades. Durante las épocas de adversidad, podemos preguntarnos: ¿De qué manera está Dios presente en este desafío? ¿De qué manera este reto es un reflejo de la voluntad de Dios para mi vida? ¿Cómo experimento a Dios de manera única en medio de todo esto? ¿Cómo me acerca a Dios este desafío?

Otra práctica es comprometerse intencionalmente con la alabanza. Por supuesto, esto incluye la alabanza comunitaria semanal, pero también implica tener momentos de adoración privada a lo largo de la semana en los cuales expresemos abiertamente nuestra gratitud a Dios. Por ejemplo, es difícil no mostrar agradecimiento, incluso en los peores momentos, cuando se cantan himnos como Cuán grande es Él:

Cuando recuerdo del amor divino,
que desde el cielo al Salvador envió.
Aquel Jesús que por salvarme vino
Y en una cruz sufrió y por mí murió.

Expresar abiertamente estos sentimientos es otra manera de acostumbrarnos a ser agradecidos.

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Quizá uno de los mayores desafíos al experimentar gratitud hacia Dios es la aceptación de la gracia inmerecida como un don de Dios. Nuestras relaciones humanas están basadas en nociones de equidad: cuando otros nos proveen de algo de valor, nosotros queremos dar algo en retorno de algún modo.

En Confessions of a Born-Again Pagan, Anthony Kronman, antiguo deán de la Facultad de Derecho de Yale, escribe: «Solo superado por la incapacidad para sentir gratitud, el peor desastre que le puede acontecer a un ser humano es tener bloqueado el deseo de agradecerle al mundo haciendo un regalo recíproco que sea adecuado a aquel que esa persona ha recibido».

Aunque Dios no necesita recibir algo a cambio, Jenae Nelson, investigadora de postdoctorado de la Universidad de Baylor, descubrió que la sensación de estar en deuda con Dios en la forma de desear darle a Dios algo a cambio trae como resultado mejores frutos, tanto sociales como individuales, que la sensación de tener que darle algo a Dios como cierta forma de obligación social.

Aunque hemos comenzado a comprender la gratitud a Dios y cómo se diferencia de la gratitud a los seres humanos, quedan muchas preguntas pendientes para nuestro equipo de investigación:

  • ¿Por qué las expresiones públicas de gratitud a Dios se suelen despreciar, minimizar o desaprobar por los observadores?
  • ¿Qué hay de las personas que tienen dudas acerca de la existencia de Dios o acerca de si realmente le importan a Dios? ¿Pueden estar agradecidos con Dios? Y, si es así, ¿cómo?
  • ¿La gente piensa que Dios recompensa o castiga a las personas con base en su agradecimiento constante a Él?
  • ¿Es posible estar suficientemente agradecido a Dios?

Sabemos que la gratitud por sí sola no resolverá los problemas del mundo, por no hablar de nuestras luchas internas diarias. Pero es dudoso que podamos resolver cualquier problema significativo sin ella.

Sí, 2022 no ha sido un año fácil. Sin embargo, la gratitud está entre las mayores virtudes incluso en medio de la adversidad y la lucha, y Dios es el mayor de los dadores.

Estas verdades por sí solas nos han inspirado para aprender más acerca de cómo deberíamos responder a este Dios de gracia que da con generosidad, así como acerca de la diferencia que esto marca en nuestras vidas. Esperamos que estas verdades hagan lo mismo por usted.

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Peter C. Hill, profesor de Psicología de la Universidad de Biola, dirige una investigación sobre psicología de la religión, particularmente en lo que se refiere al desarrollo de virtudes como la humildad, la gratitud y el perdón.

Robert Emmons es profesor emérito de la Universidad de California en Davis, y autor de cinco libros sobre la gratitud entre los que se incluye The Little Book of Gratitude.

El proyecto Gratitude to God organizará una conferencia para el público general el sábado 3 de diciembre de 2022 en Anaheim, California.

Traducción por Noa Alarcón.

Edición en español por Livia Giselle Seidel.

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