Es temprano en la mañana en un pequeño pueblo turístico de Córdoba, en España. Eugenio Peña, un lugareño de 76 años de edad, llega al centro de servicio caritativo Buenas Noticias, ubicado en la esquina de la avenida Carlos III con Platero Pedro de Bares, listo para trabajar como voluntario en la «cafetería caritativa» que ofrece desayunos gratuitos a los refugiados y a las personas sin hogar. Se trata de un ministerio establecido y dirigido por una pequeña iglesia china de Córdoba.

Las organizaciones benéficas dirigidas por iglesias chinas son extremadamente raras en Europa. Las iglesias chinas solamente ocupan una pequeña fracción del paisaje cristiano europeo. Ivan Tao, misionero que ha trabajado en la región durante dos décadas, calcula que aunque hay tres millones de inmigrantes chinos en Europa, solo hay 350 iglesias chinas (incluyendo grupos de estudio bíblico y comunidades cristianas) y 200 predicadores chinos a tiempo completo. [Los enlaces de este artículo redirigen a contenido en chino e inglés].

La falta de iglesias que ofrezcan servicios de culto y adoración no es el único problema al que se enfrentan los cristianos chinos. Muchas iglesias chinas en Europa también están intentando superar diversos desafíos, tales como la mentalidad de «asociación por ciudades de origen», una actitud «comercial» con respecto a la iglesia y las dificultades para transmitir la fe a las generaciones más jóvenes.

Donde esté tu tesoro

En España, el 90 por ciento de los inmigrantes chinos son empresarios que se trasladan al extranjero con el objetivo principal de hacer dinero. Muchos provienen de Wenzhou y Qingtian, en la provincia de Zhejiang, o de otras ciudades de la provincia de Fujian, que son ciudades bien conocidas por la tendencia de sus habitantes a elegir la migración frente a la pobreza.

Para los cristianos chinos, la comunidad de la iglesia inmigrante china suele funcionar como una red social extendida fuera de sus familias. Incluso el equipo de liderazgo de la iglesia tiene características geocéntricas: si la iglesia está fundada por personas de Qingtian o Wenzhou, casi todos los ancianos serán originarios de la misma región. En la comunidad de la diáspora china, la iglesia a menudo se siente como una reunión tradicional de personas originarias de una misma ciudad o región.

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El amor al dinero también es un desafío real. El profesor Nanlai Cao de la Universidad Renmin de China escribió en 2018 un artículo en el que analiza las prácticas cristianas de los originarios de Wenzhou que viven en París. En su artículo, Cao señaló que la mayoría de los inmigrantes cristianos provenientes de Wenzhou tienen dos deseos principales: trabajar para ganar dinero y servir a la iglesia.

Así es como estos deseos colisionan en la práctica: a menudo, «servir a la iglesia» se traduce en hacer contribuciones económicas. Y, aunque nunca se menciona abiertamente, es posible que en ocasiones el criterio de selección para nombrar ancianos y diáconos en una iglesia esté influido por la proporción de sus diezmos y ofrendas.

En un clima tan transaccional, asistir a la iglesia puede sentirse como un evento corporativo, más que como una reunión de creyentes con mentalidades afines. Las conversaciones sobre temas bíblicos o espirituales son escasas. Los conflictos de negocios no resueltos a menudo causan antagonismo entre las familias, hasta el punto de no volverse a hablar en la vida, aunque sigan adorando en el mismo templo. Y cuando termina el culto del domingo, la mayoría de los congregantes se apresuran a volver a sus negocios. También ocurre a menudo que las parejas se separan para los cultos de la mañana y de la tarde, a fin de poder atender sus negocios.

Para las comunidades de fe de la diáspora china, dar dinero a la iglesia parece ser una manifestación de su identidad religiosa y un camino hacia la redención. Puede que estos cristianos chinos escuchen sermones, abran y lean la Biblia en el mostrador de sus tiendas y mantengan tradiciones de las iglesias chinas que se reúnen en casas, tales como arrodillarse para expresar largas oraciones con un tono emocional y evitar comer comidas que contengan sangre. Pero también pueden sostener la creencia conflictiva de que el soborno y la evasión de impuestos son aceptables en los negocios a fin de asegurar la rentabilidad en un mercado altamente competitivo.

Es posible que estos cristianos chinos, debido a su cargo de conciencia, se sientan avergonzados ante Dios. Pero al mismo tiempo, son incapaces de atreverse a rechazar estas reglas no explícitas en las operaciones empresariales. Y entonces, duplican sus ofrendas a la iglesia.

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Una creciente brecha generacional

Las formas de vivir abiertamente la fe cristiana marcadas por la hipocresía han causado que las divisiones generacionales entre padres e hijos se hagan cada vez mayores. «Muchos de la segunda generación de creyentes en el sur de Europa han dejado la iglesia debido a las contradicciones de sus padres a la hora de vivir la fe», dice Luke Zheng, misionero chino radicado en Europa.

Pero hay otro factor que explica por qué los jóvenes chinos se están apartando de la iglesia y de la fe en Europa: una terrible falta de lazos fuertes entre padres e hijos. Para poder establecerse en un país extranjero y ganarse la vida en el mundo de los negocios, los creyentes de primera generación a menudo debían dejar a sus hijos al cuidado de familiares o amigos en China hasta que llegaran a la adolescencia. Como consecuencia, los niños eran «dejados atrás» por sus padres durante diez años o más, y se acostumbraban a recibir envíos de dinero y regalos para compensar su ausencia.

Cuando estos niños más adelante se reunían con sus padres en Europa, les resultaba difícil establecer una relación de cercanía. Por eso, aunque parte de los creyentes chinos de segunda generación terminan quedándose en las iglesias de sus padres, muchos más deciden, o bien abandonar la fe, o adorar en iglesias de habla hispana.

A su vez, la ausencia de una adecuada inversión en oportunidades educativas también ha causado inadvertidamente que la brecha generacional se acentúe. En general, las familias inmigrantes chinas que viven en España no invierten mucho en la educación de sus hijos. Es común que abandonen los estudios después del primer tramo de la secundaria [junior high]. Por consiguiente, aunque la segunda generación de chinos que viven en Europa disfrutan de una plétora de beneficios que sus padres no tuvieron —como tener un estatus legal, una mejor comprensión de las habilidades lingüísticas europeas y estar bien alimentados y vestidos—, muchos siguen encontrando desafiante dejar su pequeño círculo de relaciones con inmigrantes chinos y adentrarse en la sociedad europea general debido a su falta de calificaciones educativas.

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En Alemania, por el contrario, las familias inmigrantes chinas tienen una alta estima por la educación. Pero la brecha lingüística aún genera secuelas de dolor en las familias creyentes, e incluso en las iglesias. Como señala el boletín de noticias del Seminario Bíblico Chino de Barcelona, el nivel de competencia lingüística en el idioma chino en los inmigrantes de segunda generación en Europa es significativamente menor que el de la primera generación.

Algunas iglesias chinas en Alemania se han dividido, no solo debido a diferencias doctrinales, sino porque estas iglesias han sido incapaces de reducir la brecha lingüística existente entre padres e hijos. Las familias que dejaron estas iglesias a menudo están compuestas por padres que se sirven con entusiasmo como voluntarios en varios ministerios eclesiales a los que, sin darse cuenta, dieron prioridad —y le dedicaron más tiempo— que a cuidar y pasar tiempo con sus hijos. Los años de abandono acarrearon consecuencias: estos niños, que apenas hablan chino, se convierten en adultos que no desean ser parte de la iglesia [de sus padres].

Además, no es fácil encontrar una iglesia evangélica en la sociedad europea general donde los inmigrantes chinos de segunda generación se puedan sentir cómodos. En España, por ejemplo, donde el 60 por ciento de la población es católica romana, el número de iglesias protestantes sigue siendo pequeño y su tamaño es limitado.

Salir de la «asociación local»

Frente a estos desafíos, la iglesias chinas en Europa se esfuerzan por encontrar maneras de salir de la mentalidad de «asociación por ciudades de origen» y participar en misiones transculturales. La Iglesia Evangélica China de Córdoba, que fundó y dirige el centro de servicio caritativo Buenas Noticias, se está adentrando en estas áreas.

Lily Zheng, una de las líderes de la Iglesia Evangélica China de Córdoba, contó a CT que la población china de Córdoba es de aproximadamente solo 3000 personas, y que los domingos la congregación de la iglesia reúne a menos de cien personas.

En 2016, la iglesia estableció el centro Buenas Noticias para atender a refugiados internacionales así como a las personas sin hogar, los pobres y los enfermos. El centro es la primera organización benéfica misional y transcultural registrada por una iglesia china en Europa, y se centra especialmente en trabajar con iglesias locales de habla hispana.

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El centro tiene ahora más de 50 voluntarios, todos ellos de iglesias locales españolas, dice Zheng, quien trabaja a tiempo completo para la iglesia pero no recibe un sueldo. Lily proviene de Wenzhou y en el pasado, en diferentes momentos, llegó a tener un restaurante chino, un bazar y una tienda de ropa, pero respondió al llamado de Dios a ejercer el ministerio a tiempo completo. También ha estado involucrada en algunos de los ministerios de iglesias españolas locales, como el ministerio de prisiones o de visitas al hospital.

Desayuno gratuito en el centro de servicio caritativo Buenas Noticias.
Image: Cortesía de Lily Zheng

Desayuno gratuito en el centro de servicio caritativo Buenas Noticias.

El pastor de la iglesia china de Córdoba, Xuan Jun, también fue empresario en el pasado. Después de su conversión y su llamado al ministerio, estudió teología, participó en una obra misionera en África y fue presentador de un pódcast de evangelismo. Cuando los compañeros de la iglesia empezaron las misiones transculturales a través del centro Buenas Noticias, Xuan los apoyó y él mismo comenzó a participar.

El ministerio entrega Biblias en diferentes idiomas. «En este ministerio, ayudar a la gente con cosas para comer y beber no es el objetivo final. El objetivo es el evangelismo», cuenta Xuan a CT. «Lo que nosotros proporcionamos es una plataforma holística para que más personas no solo puedan ver que somos un ministerio de iglesia y que hay una iglesia china haciendo caridad, sino que también lean la Biblia y escuchen el evangelio, para que finalmente puedan llegar a conocer a Jesucristo. La iglesia china en Europa tiene una limitación con el evangelismo. Solamente alcanza a las personas chinas. Pero nosotros estamos dispuestos a ir un paso más allá e intentar embarcarnos en una misión transcultural, aunque nuestra iglesia sea pequeña y relativamente débil».

Apoyo para la siguiente generación

La iglesia china en Europa no ha abandonado a su segunda generación. Por el contrario, ha ido cambiando su enfoque de forma incremental a fin de fortalecer su ministerio juvenil durante los últimos años.

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La manera en la que se lleva a cabo el ministerio con la segunda generación es diferente en cada ciudad europea, dice Xuan. «Las necesidades y el nivel de compromiso de la iglesia varían en cada región. En las grandes ciudades, donde hay más inmigrantes chinos y más oportunidades de trabajo, el ministerio con la segunda generación puede funcionar mejor. Pero en las ciudades pequeñas donde hay menos población china o poco empleo, como nuestra ciudad, puede ser difícil sostener un ministerio para la segunda generación».

El enfoque de la pequeña iglesia de Xuan en Córdoba es establecer en la fe a la siguiente generación proporcionando enseñanza bíblica desde la escuela primaria hasta la edad universitaria. «Entonces, cuando vayan a trabajar a otro lugar en el futuro, esperamos que sigan buscando una iglesia a la que puedan unirse, y que nosotros les podamos recomendar iglesias. Esto también depende de la situación de cada joven, y muestra que el legado de la fe de los padres en cada familia es importante».

Aunque algunos dejen la iglesia china, muchos de los jóvenes chinos que siguen en la iglesia «tienen una actitud positiva hacia la fe», dice Luke Zheng.

(Jóvenes cristianos cantan en una reunión de Navidad de una Iglesia Evangélica China de Madrid en el año 2010).

«Están agradecidos a Dios por haberlos guiado a dejar su entorno original y finalmente reunirse con sus padres. Aunque la fe y la vida de sus padres a veces están desconectadas y sus pecados puedan parecer obvios, tienen una comprensión más profunda del evangelio en sus corazones porque ven que Dios no se ha dado por vencido con ellos. Saben que no es por su esfuerzo, sino por la misericordia y la gracia de Dios que ellos se han convertido en lo que son».

La generación más joven también está explorando de forma activa nuevas maneras de hacer iglesia. En España, la segunda generación de cristianos chinos está aprendiendo sobre los modelos de alabanza de las iglesias evangélicas españolas a través de YouTube, y se sienten atraídos por la autenticidad y la sinceridad de estos pastores locales.

Algunas iglesias chinas en Europa también están poniendo más énfasis en la educación y en cerrar la brecha lingüística. «La iglesia china de Düsseldorf de la que una vez fui parte ha comenzado a dar clases y programas de formación sobre familia y educación infantil a través de la ayuda de una iglesia de Taiwán. Yo asistí a una capacitación para el ministerio de niños allá hace tres años», dice Sun Xiaojie, quien ahora se reúne en una iglesia china en Ratingen, Alemania. «La iglesia también estableció hace unos años un culto de adoración separado en alemán para creyentes de segunda generación, dirigido por una pareja de chinos alemanes».

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Las iglesias también miran hacia dentro para realizar cambios y mantener a la generación más joven dentro de sus rebaños. Muchas iglesias ya no aceptan ofrendas en efectivo, sino solamente transferencias bancarias, a fin de evitar la corrupción. Y en un intento por disuadir a las parejas jóvenes no casadas en Europa de vivir juntos, los ministerios y las iglesias han comenzado a debatir la compra de apartamentos para estudiantes chinos que no tienen los medios para alquilar una habitación por sí solos.

Pero la clase de cambio que se requiere de las iglesias chinas para desarrollar una generación robusta de jóvenes creyentes va mucho más allá, y puede llevar muchos años, o muchas más generaciones de creyentes.

«La mayor crisis para las iglesias inmigrantes no son las circunstancias externas o la presión económica, sino la confirmación de nuestra propia identidad», dice Luke Zheng. «Necesitamos tener la confirmación y la confianza en el Señor de que nuestra primera identidad es como seguidores de Jesús, no como inmigrantes chinos, ni como empresarios, ancianos, pastores fundadores o pastores que levantan iglesias. Nuestra identidad más importante está en nuestra unión con Cristo».

Yi Wan es escritor y asiste a una iglesia cristiana que se reúne en un hogar en China.

Traducción de chino a inglés por Sean Cheng.

Traducción de inglés a español por Noa Alarcón.

Edición en español por Sofía Castillo y Livia Giselle Seidel.

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