Jeniffer E. Dyer es Directora Ejecutiva de Hope Through Healing Hands, una organización sin lucro cuya misión es promover una mejor calidad de vida para los ciudadanos y las comunidades alrededor del mundo usando la salud como la moneda para la paz.

La salud infantil mundial es un problema que nos atañe a todos y hay algunas cosas que debemos saber sobre cómo esto afecta no únicamente a nuestra comunidad hispana sino al mundo entero. A continuación ofreceremos algunos consejos de parte de una experta en problemas de justicia social que debemos escuchar. ¿Cuál es la etapa más importante en la vida de un niño que contribuye a una vida saludable?

Los primeros mil días en la vida de un niño pueden ser los que más impacten su salud por el resto de su vida; es decir, desde el momento de su concepción hasta un poco después de su segundo año de vida.

¿Cuáles son las necesidades esenciales durante estos primeros mil días que las madres hispanas y sus familias podrían desconocer?

Asegurarse de que las madres tengan acceso a un buen cuidado prenatal, que tomen su ácido fólico y sus vitaminas, que tengan acceso a un médico, a una persona que ayude con el cuidado del bebé, a una buena nutrición para el bebé y para la madre, y por último agua potable, la cual muchas veces damos por hecho en los Estados Unidos. Todo esto es esencial durante los primeros nueve meses a fin de prevenir problemas graves tanto de salud como del desarrollo cognitivo de bebé.

El siguiente momento crítico es durante el parto; aquí es indispensable contar con ayuda profesional. En países en desarrollo las madres deciden, en ocasiones, dar a luz a sus bebés en casa, lo cual a menudo es peligroso, y muchas mujeres mueren al hacerlo. Es vital asegurarse de contar con un ayudante capacitado durante y después del parto, que el recién nacido reciba las vacunas, la leche de pecho y la nutrición adecuada. Después de eso, es necesario aprender a planificar el nacimiento de los siguientes hijos. Gracias a la buena investigación médica sabemos que, especialmente en países en desarrollo, es importante que las madres que viven con menos de un dólar o dos al día espacien el nacimiento de sus hijos cada tres años. Si pueden hacer esto, los niños tendrán el doble de posibilidades de sobrevivir el primer año de vida.

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Así como es un problema la mortalidad infantil o la supervivencia de los infantes, también lo es para las madres el asunto de la mortalidad materna. Si pueden tener su primer embarazo hasta los 20 años de edad, en lugar de en la adolescencia, como sucede en tantas culturas, incluyendo la latina, es más probable que las madres sobrevivan a las complicaciones durante el embarazo y el parto.

Aunque sabemos que en los países en desarrollo el problema es la pobreza, ¿cuáles son algunos de los obstáculos que enfrentan las madres y familias hispanas aquí en los Estados Unidos para obtener esta clase de cuidado e información?

Tal vez los padres desconozcan la importancia de obtener cuidado prenatal, de una buena nutrición durante el embarazo y de vacunar a sus hijos como mecanismo de supervivencia. Es solo cuestión de educarse sobre las intervenciones y el periodo de los primeros mil días, lo que marca el resto de la vida del bebé y su éxito, tanto cognitivo como físico.

¿Qué le diría a alguien que quiere ayudar a educar a su comunidad, especialmente a la comunidad hispana?

Tenemos un libro llamado “Proyecto para madres y niños: Luchemos por la salud y la esperanza” (The Mother & Child Project: Raising Our Voices for Health and Hope, en inglés). Contiene una introducción escrita por Kay Warren, un prefacio de Melinda Gates y otros 48 autores de la comunidad de fe han contribuido a la redacción de este libro. Su propósito es el de educar a las familias de las iglesias—incluyendo a las hispanas y católicas—sobre estos problemas de salud materna e infantil, y lo importante que estos son para salvar las vidas de las madres y de los niños alrededor del mundo.

¿Qué más pueden hacer quienes desean ayudar a la comunidad?

Lo primero es orar, comprometerse a pasar tiempo en oración por estas mujeres y familias alrededor del mundo. Lo segundo es encontrar una organización sin fines de lucro que apoye a las mujeres y a los niños alrededor del mundo. World Vision, World Relief y Compassion son organizaciones religiosas que están llevando a cabo este tipo de ministerio. Esta es una manera de invertir no solo su tiempo, sino también su dinero. El activismo es la tercera manera en que los estadounidenses pueden involucrarse. La mayoría no saben que en realidad menos del uno por ciento del presupuesto de los Estados Unidos se destina a la salud y al desarrollo mundial.

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Eso no es lo que por lo general escuchamos. Escuchamos que una cantidad considerable de dinero va a estos países, pero es sorprendente saber que en realidad es menos del uno por ciento.

Ni siquiera es el diezmo. No es ni siquiera el uno por ciento; técnicamente es menos de dos terceras partes del uno por ciento lo que realmente se dedica a ayuda al extranjero. Parte de nuestro trabajo es rebatir el mito de que se destina mucho dinero a ayudar a países en desarrollo y recordarle a los estadounidenses que estamos hablando solo de una fracción de un centavo. Debemos hacerles saber a los líderes del Congreso que apoyamos el que se haga lo correcto, y el que subvencionen completamente la salud de las madres, los recién nacidos y los niños alrededor del mundo.

Hay otros problemas de justicia social que se relacionan a las mujeres y bebés saludables: uno es el tráfico humano, otro la orfandad. ¿Podría hablar un poco más sobre esto?

Este libro fue escrito por grandes autores como Christine Caine, Natalie Grant, Mary Beth Chapman y otros nombre familiares para el público que han escrito sobre el tráfico humano y la crisis de orfandad. Estos temas están relacionados con la salud materna e infantil, ya que el espacio de tiempo entre cada embarazo es un mecanismo de prevención para ambos problemas. Cuando vemos casos de pobreza extrema y mujeres que tienen demasiados niños, o uno tras otro, esto crea una verdadera preocupación financiera. Es cuando una familia no puede alimentar a sus hijos que vemos a padres tomar decisiones terribles, decisiones muy difíciles, como entregar a sus hijos a orfanatorios o al tráfico humano. La intervención crítica para la salud materna e infantil, es decir, el aprender cómo espaciar la concepción de los hijos y la planeación de la cantidad de hijos que los padres desean tener, pueden ayudar a terminar tanto con el problema del tráfico humano como con el de la crisis de orfandad.

¿Qué más le gustaría compartir con las familias y comunidades hispanas?

Sabemos cómo se ve el éxito, cómo se ven las madres y niños saludables en comunidades y culturas hispanas tanto aquí como alrededor del mundo, y sabemos qué hacer. El orar e involucrarse con organizaciones religiosas locales y el abogar por ellos ante los representantes del Congreso o del Senado nos hará dar pasos gigantescos hacia adelante a fin de salvar millones de vidas.

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