Jesús es la luz del mundo, y nosotros los que declaramos el nombre de Jesús tenemos el honor de representarlo – y ser luz. Escribí un libro llamado Se Luz porque quiero exponer la luz que Dios ha dado, equipándonos con las herramientas espirituales e intelectuales, no para simplemente sobrevivir, sino para prosperar. Quiero que los cristianos sean empoderados por Dios para que sean luz, para brillar y para cambiar nuestro mundo.

Como se acordarán, el evangelio de Juan dice:

En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Éste era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella” (Juan 1:1-5).

Hay paralelismos sorprendentes entre las leyes que gobiernan la luz y la forma en que debemos tratar de ser luz en este mundo.

Por definición, la luz es “algo que hace las cosas visibles o ayuda a iluminar.” ¿Cuantas veces hemos considerado lo que deberíamos de estar iluminando? ¿Habrán personas o asuntos que han sido olvidados bajo las sombras de la oscuridad que yo necesito traer a la luz? ¡Seguramente aquellos que viven bajo las sombras de la pobreza y el analfabetismo están en necesidad de luz! Podemos alumbrar la luz en este lugar oscuro asegurándonos que todo niño que vive en pobreza tiene acceso a buenas escuelas con altos estándares.

La luz es sinónimo con aprender. Si vamos a ser luz verdaderamente en este mundo, queremos pensar profundamente y razonar bien. Sabemos que estamos limitados como seres humanos, aun así, anhelamos conocernos a nosotros mismos, conocer a nuestro prójimo, y conocer a nuestro Dios con la plenitud que la luz del conocimiento nos permita. Vivimos para disipar la ignorancia y aborrecer la superstición. Necesitamos la luz del conocimiento, la luz de la verdad que impregne nuestra vida e irradie a otros también.

La luz también es símbolo de la esperanza. Desde la luz visible que ilumina nuestro mundo a la luz del conocimiento, desde el calentamiento del calor producido por la luz al efecto que tiene la luz de reducir crimen en cierto vecindario, la luz es una fuerza transformadora única. ¿Qué haríamos sin ella?

Mejor todavía, ¿Qué haremos con la luz que Dios nos ha dado a cada uno de nosotros? ¿Cómo encarnaremos el poder de la luz al tocar la oscuridad, superarla, y brillar en el mundo?

¿Cómo vamos apoyar el éxito educativo para todos los niños? Si creemos que todo niño está hecho a la imagen de Dios, entonces tenemos que estar comprometidos a su éxito educacional. Solo entonces serán empoderados para alcanzar su potencial para la gloria de Dios.

La Biblia está llena de ejemplos del poder que viene cuando la gente se une en fe. Jesús dijo, “Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquier cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos.” (Mat. 18:19).

Como individuos somos llamados a hacer brillar nuestra luz, y cuando hacemos esto en la comunidad celestial de la iglesia de Cristo, nuestra luz individual se combina para convertirse en un agente de cambio. Le invito a unirse con nosotros para el Domingo de la Educación este septiembre, para que juntos brillemos nuestra luz sobre la educación. Con el poder transformador del Espíritu, podemos unirnos para hacer brillar un láser sobre el valor de la educación para cada niño dentro de nuestras comunidades.

Samuel Rodriguez es presidente del NHCLC/Conela, autor de Be light and The Lamb’s Agenda, y pastor de New Seasons Christian Worship Center en Sacramento, California.

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