Este artículo fue publicado en colaboración con la Conferencia Nacional de Liderazgo Cristiano Hispano (NHCLC, por sus siglas en inglés).

El crecimiento dramático del cristianismo en Asia, África, y América Latina se resume en un dato estadístico asombroso: si la tendencia actual continúa, hacia el 2050 seis países en el mundo contarán cada uno con 100 millones de cristianos. Y solamente uno de los seis (los Estados Unidos) estará en el Occidente industrializado.

El cristianismo está creciendo en lugares donde antes reinaban otras religiones. Es posible que en estos contextos hasta la palabra cristiano conlleve fuertes connotaciones de cultura occidental, y con ella el imperialismo y el colonialismo. Por esa razón, muchos nuevos movimientos hacia Cristo están repensando la naturaleza de la iglesia, y dan origen a "movimientos internos" o "cristianismo sin iglesia". Los miembros de tales movimientos confían en Cristo como su Señor y Salvador, pero deciden mantenerse dentro de su cultura nativa hindú o islámica.

En su libro Churchless Christianity (Cristianismo sin iglesia), el teólogo Herbert E. Hoefer describió estos movimientos internos entre personas viviendo en el área rural Tamil Nadu, India, y en su capital, Chennai (antes Madrás). Se trata de seguidores devotos de Cristo que no se han unido a una iglesia cristiana visible y que mantienen su identificación con la comunidad hindú. Se autodenominan Jesu bhakta, devotos de Jesús. (Es típico que los hindúes acepten en su comunidad a personas que adoran a Jesús, y aun si es exclusivamente a él, en el marco más amplio del hinduismo).

Los Jesu bhakta mantienen su identidad cultural como hindúes. Se calcula que suman unas 160,000 personas que no pertenecen a ninguna iglesia visible y formal, y no se llaman a sí mismos cristianos, debido a la fuerte asociación cultural ligada a este término.

Movimientos similares y mejor conocidos han surgido entre gente que pertenece a las culturas islámicas. Y no se trata de algo menor: abarca a 200,000 o más musulmanes que adoran a Jesús, a quien denominan Isa, en grupos pequeños de compañerismo en las casas. No hay un cálculo preciso de cuántos compañerismos de esta índole existen en todo el mundo.

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Los seguidores de Isa, como el entrevistado en la página 22 (de Christianity Today), los seguidores observan que el término musulmán simplemente significa "uno que se somete" a Dios, y que Jesucristo es el ejemplo máximo de esa sumisión.

El debate actual

Los movimientos internos plantean preguntas importantes acerca de la naturaleza de la fe en Cristo. ¿Puede un hindú o un musulmán aceptar a Jesucristo como Señor y Salvador, sin unirse a alguna expresión de la iglesia visible local, y aun así ser un "verdadero" cristiano? ¿Es importante que los seguidores de Cristo usen o acepten la calificación de cristianos a fin de pertenecerle? ¿Qué significa el bautismo? ¿Es el bautismo esencialmente la profesión pública de la fe personal, o requiere también la participación en una comunidad visible de adoración?

En otras palabras: ¿Puede alguien decir "sí" a Jesús y "no" a las expresiones locales de la iglesia?

El debate se ha mantenido durante unos 20 años. El misionólogo John Travis ayudó a estructurarlo con su documento fundacional, "The C1 to C6 Spectrum: A Practical Tool for Defining Six Types of 'Christ-centered Communities' ('C') Found in the Muslim Context," publicado en Evangelical Missions Quarterly en 1998. Allí Travis observó correctamente que los creyentes de trasfondo islámico, conocidos como mbbs, no son todos iguales; le dan contexto a su nueva fe en Cristo en un amplio espectro. La letra C refleja diferencias basadas en tres áreas principales: el lenguaje de la adoración; las formas culturales y/o religiosas usadas tanto en la vida pública como en la adoración; y la autodefinición como musulmán o como cristiano. El espectro se presenta de la siguiente manera:

C-1 se refiere a "iglesia tradicional que usa el lenguaje externo". El lenguaje externo es el que se origina fuera de la cultura islámica. Estos creyentes se denominan cristianos.

C-2 se refiere a "iglesia tradicional que usa el lenguaje interno". Esta iglesia es igual a la comunidad C-1 pero adora en un lenguaje propio de la población islámica (como el árabe o el turco).

C-3 se refiere a "comunidades cristocéntricas contextualizadas que usan el lenguaje interno y formas culturales neutrales en lo religioso". Estas iglesias adoptan el lenguaje islámico de la comunidad que las rodea y formas culturales no religiosas tales como la música folclórica, la vestimenta, y las artesanías. Una iglesia C-3 dejaría afuera cualquier formato religioso específicamente asociado con el islam. La mayoría de sus miembros son mbbs.

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C-4 se refiere a "comunidades cristocéntricas contextualizadas que usan el lenguaje interno y formas culturales e islámicas bíblicamente permitidas". Estas iglesias adoptan formatos islámicos siempre y cuando las Escrituras no las prohíban explícitamente. Las comunidades C-4 aceptan términos islámicos para nombrar a Dios (Alá), a la oración islámica (salat), y a los Evangelios (Injil). La mayoría de las iglesias C-4 observan las prácticas islámicas de evitar el cerdo y abstenerse del alcohol. Los creyentes C-4 habitualmente se autodenominan "seguidores de Isa al-Masih" (Jesús el Mesías) o miembros de la Isaya Umma ("Comunidad de Jesús"). La comunidad islámica no considera a los C-4 como musulmanes.

C-5 se refiere a "comunidades cristocéntricas de 'musulmanes mesiánicos' que han aceptado a Jesús como Señor y Salvador". Estos seguidores de Isa permanecen legal y socialmente dentro del islam. La comunidad islámica los considera musulmanes. Rechazan o cuando es posible reinterpretan aspectos de la teología islámica que son visiblemente incompatibles con la fe bíblica.

C-6 se refiere a "comunidades cristocéntricas pequeñas de creyentes secretos/clandestinos". Estos creyentes viven bajo amenaza de persecución y represalia de parte del gobierno, de sus familias, o de la comunidad, en caso de enterarse de que siguen a Jesús. Adoran secretamente a Cristo. Si son descubiertos, es casi seguro que los creyentes C-6 enfrenten la cárcel o la muerte.

En la actualidad la mayoría de los misioneros aceptan C-4 como la forma más apropiada de contextualización. El debate en curso se ha concentrado largamente sobre los creyentes C-5. En realidad, no se trata de creyentes con un trasfondo islámico, sino de creyentes musulmanes. Retienen su identidad islámica. Consideran a Mahoma como profeta, aunque por supuesto no en el sentido "final" que proclaman los musulmanes, sino como un hombre que sacó a los pueblos de Arabia del politeísmo y los condujo al monoteísmo.

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El debate actual sobre los creyentes C-5 gira en torno a cinco asuntos clave. El primero es la prioridad bíblica. Algunos eruditos consideran que las Escrituras respaldan el enfoque C-5, y señalan que la iglesia en Hechos 15 y el Concilio de Jerusalén permitieron a los gentiles permanecer en su comunidad sin identificarse públicamente como judíos.

En segundo lugar, los estudiosos debaten sobre la relación entre la salvación personal y la identificación con la iglesia más extendida y con otros cristianos. Se preguntan hasta qué punto un movimiento cristiano auténtico necesita confesar doctrinas cristianas históricas a fin de ser verdaderamente cristiano.

Tercero, muchos se preguntan si es ético alentar a los seguidores de Jesús a retener su identidad islámica; esta es la diferencia principal entre C-4 y C-5.

Cuarto, los estudiosos discuten si los grupos C-5 son un fenómeno nuevo o simplemente una prolongación de cuestiones enraizadas en la Reforma protestante.

Por último, los eruditos debaten si C-5 representan un movimiento válido y permanente en el mundo islámico o en el hindú, o si se trata de un puente aceptable de transición que eventualmente conducirá a musulmanes y a hindúes hacia una identidad cristiana determinada.

En medio del debate, algo queda claro: el cristianismo está creciendo en países donde la iglesia tradicional ha estado ausente o se ha retirado largo tiempo atrás. Tanto los teólogos como los líderes en el terreno tendrán que revisar el debate sobre C-1 a C-6, a medida que el Evangelio echa raíces en nuevos contextos.

Timothy C. Tennent es presidente del Seminario Teológico Asbury, donde enseña cristianismo mundial; es coautor de Encountering Theology of Mission: Biblical Foundations, Historical Developments, and Contemporary Issues (Baker Academic).

Traductora: Adriana Powell

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