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Algunas mujeres bautistas del sur se preocupan por un complementarismo ‘cada vez más cerrado’

Los debates recientes las han dejado desanimadas y con incertidumbre sobre lo que pueda pasar con aquellas que ocupan puestos de liderazgo.
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Algunas mujeres bautistas del sur se preocupan por un complementarismo ‘cada vez más cerrado’

En el viaje de diez horas a casa desde la reunión anual de la Convención Bautista del Sur (SBC, por sus siglas en inglés) en Nueva Orleans, Leah Finn se planteó muchas preguntas.

Finn sintió que debería saber lo suficiente para entender los cambios que 12 000 bautistas del sur aprobaron en su reunión a mediados de junio. Ella había estado siguiendo las propuestas [enlace en inglés] durante meses, conocía las reglas del procedimiento parlamentario, y su esposo, Nathan Finn, sirve como fideicomisario en el Comité Ejecutivo de la SBC.

Con el rechazo de la apelación de Saddleback Church [enlace en español], quedó claro que la convención tenía un fuerte consenso en contra de que las mujeres ocuparan el puesto de pastora principal y de predicación, y la SBC incluso estaría dispuesta a romper la relación con las iglesias sobre el tema. Pero ¿qué hay de las mujeres en otros roles?

La SBC se apresuró a cambiar sus documentos fundacionales para reiterar su postura: enmendaron su constitución para establecer explícitamente que sus iglesias asociadas deben restringir «cualquier tipo» de posición de pastorado a hombres calificados, y reformularon su declaración de fe para decir que los «pastores/supervisores/ancianos» deben ser hombres.

Muchos líderes bautistas del sur que abogaron por la nueva redacción la vieron como una forma de aclarar sus convicciones complementarias compartidas. Pero algunas mujeres se han preocupado discretamente de que los cambios —así como el debate que los rodea— puedan cuestionar o limitar aún más su lugar en la denominación.

Leah Finn pensó en sus amigas que sirven como ministras en las iglesias de la SBC, que dan clases en los seminarios de la SBC y que obtienen títulos en las escuelas de la SBC, y se preguntó cómo les afectarían estas decisiones en los años venideros.

Ella y su esposo decidieron escribir un artículo de opinión para Baptist Press, el medio de comunicación oficial de la SBC, en el que lamentaron cómo la reunión anual dejó a las líderes femeninas «con incertidumbre sobre su futuro en la vida bautista del sur». Algunos se preguntan qué cambios podrían venir a continuación, y otros están decepcionados de que gran parte de la discusión actual se centre en lo que las mujeres no pueden hacer.

«Lo más importante para mí, después de este debate, es que siento que no hemos tenido una conversación sobre cómo se puede usar a las mujeres en la iglesia», dijo Courtney Reissig, mensajera de la Iglesia Bautista Immanuel en Little Rock, Arkansas, donde se desempeña como directora de contenido de discipulado. «[El debate] se ha centrado principalmente en la restricción, que yo misma creo que la Biblia afirma. Pero luego surge la pregunta: “Entonces, ¿dónde sirven las mujeres?”».

«Los pastores que impulsan estas restricciones, de la misma forma deben proporcionar vías para que las mujeres sirvan en sus iglesias dentro de los límites de la Fe y el Mensaje Bautista», dijo.

Las propias mujeres bautistas del sur pueden dudar con respecto a hablar sobre sus preocupaciones, temerosas de que cuestionar públicamente los cambios recientes pueda hacer que se les etiquete de liberales o igualitarias. Alrededor de una docena de mujeres con las que habló CT en la reunión anual expresaron sus reservas sobre los cambios a la constitución y la declaración de fe, pero no quisieron dejar constancia de ello.

Después de que se publicó el artículo de los Finn en Baptist Press, «varias mujeres se me acercaron y me dijeron: “Gracias por decir esto. Expresaste lo que hemos venido sintiendo”», dijo Leah Finn. «Muchas tienen miedo de decir: “Somos complementarias, pero nos sentimos incómodas con esta enmienda”. Esto está cerrando las cosas cada vez más en aspectos en los que la Fe y el Mensaje Bautista [ya] eran cerrados; y nuestra constitución, que era cerrada, ahora la están cerrando cada vez más».

Este es el primer año que la SBC ha expulsado a un puñado de sus 47 000 iglesias colaboradoras por tener mujeres en puestos de pastora principal o de predicación.

Muchos vieron a las iglesias expulsadas como una pequeña minoría en la denominación complementaria sólidamente conservadora, mientras que otros sugirieron que las pastoras eran más preponderantes. El pastor de Virginia Mike Law, quien originalmente propuso la enmienda, citó un puñado tan solo en su área, mientras que Kevin McClure en Louisville hizo un conteo de una muestra de iglesias de la SBC cuyos sitios web nombran a mujeres pastoras, incluyendo los ministerios de niños, jóvenes y adoración.

Bajo el nuevo lenguaje constitucional de «solo hombres» designados como «cualquier tipo de pastor» en las iglesias de la SBC, las mujeres complementarias que forman parte del personal, ahora se preguntan si su título o su función podrían hacer que su iglesia sea denunciada al comité de credenciales, el organismo de la SBC que presenta sus recomendaciones sobre si las iglesias cumplen con los requisitos para la asociación. (Fue apenas en 2019, cuando la SBC comenzó a investigar el mal manejo de casos de abuso como una razón para expulsar iglesias, que se le encomendó al comité la tarea de evaluar las iglesias infractoras).

Mark Dever, pastor de la Iglesia Bautista Capitol Hill, habló en un panel a favor de la enmienda en un evento del ministerio 9Marks durante la reunión en Nueva Orleans. Se mostró en desacuerdo con la noción de que las mujeres en el personal de la iglesia pudieran sintieran temor de ser «señaladas» a causa de sus roles, pero también afirmó que las iglesias deben asumir la responsabilidad de garantizar que la redacción de sus títulos sea clara y alineada con las Escrituras.

«Una iglesia podría hacer que una mujer lleve a cabo sus funciones de una manera en la que creo que no hay ningún problema bíblico, pero debido a que la están llamando esa posición por un título que es lo mismo que anciano, pastor u obispo, entonces eso es problemático, aunque el papel que está desempeñando puede que no lo sea», dijo Dever.

Los críticos de la enmienda para restringir todos los roles de pastor a los hombres —misma que debe aprobarse en una segunda votación en 2024 para ser promulgada—, argumentan que las iglesias independientes y autónomas que conforman la convención tienen la libertad de nombrar a sus propios ministros. Y pueden decidir qué títulos usar para ellos.

Amy Hébert, esposa de un pastor bautista del sur de Texas y graduada de Criswell College, institución afiliada a la SBC, cree que la enmienda se «extralimita».

«Obligará a las iglesias a decidir si permanecen en la SBC», dijo Hébert. «Cada iglesia puede elegir si quiere que las mujeres lleven el título de “pastora”, “ministra”, etcétera, por lo que puede que las mujeres no pierdan sus funciones, [pero] sí puede causar una pérdida en la SBC».

Hébert dijo que sus amigas en la SBC temen que después de esto sigan cambios aún más restrictivos. Los bautistas del sur todavía están especulando cómo (y si) la denominación abordará a las iglesias que usan títulos de «pastora», y si habrá un escrutinio sobre las mujeres en el ministerio más allá de los títulos que usan.

«Escuché a personas decir en esta discusión: “Bueno, no es suficiente que la pastora de niños no se llame pastora si en realidad hay una miembro del personal que está haciendo las cosas que haría un pastor”. Lo cual suena genial hasta que designemos al grupo que va a determinar en qué consisten esas cosas», dijo el ex presidente de la SBC y pastor de Summit Church, JD Greear, al presentar una ponencia en un almuerzo organizado por Baptist21 durante la reunión anual.

«En nuestra iglesia, no tenemos pastoras. Tenemos una directora de niños y supervisa a voluntarios masculinos. Conozco algunos hermanos fieles que dirían que esa es en realidad una violación de 1 Timoteo 2», dijo.

Un par de iglesias de la SBC con mujeres en puestos de copastoras y pastoras asociadas se han alejado voluntariamente de la convención en las semanas posteriores a la reunión anual, incluida Elevation Church, la mega iglesia dirigida por Steven Furtick en Carolina del Norte, y First Baptist Church Gainesville en Georgia. Ambas congregaciones habían sido criticadas en línea por incluir pastoras en su personal.

Algunos defensores de la enmienda respondieron a esas salidas sugiriendo que las «aclaraciones» de la SBC estaban teniendo el efecto deseado.

Quienes apoyan la enmienda dicen que los movimientos recientes en torno a las mujeres en roles pastorales son una salvaguardia necesaria contra la deriva teológica en la SBC. La única mujer que se acercó al micrófono en Nueva Orleans para dirigirse a las mujeres pastoras, Sarah Clatworthy, se pronunció a favor de la enmienda.

«No debemos dejar lugar para que nuestras hijas y nietas de las próximas generaciones tengan confusión sobre la posición de la SBC», dijo Clatworthy, mensajera de la Iglesia Bautista Lifepoint en San Angelo, Texas. «Háganles saber que las Escrituras son nuestra autoridad y no la cultura».

Pero otra perspectiva predominante entre las mujeres de la SBC no se expresó en voz alta: la perspectiva de las directoras de ministerios de niños, líderes de adoración, líderes de estudios bíblicos, maestras de escuela dominical, mentoras y misioneras que desearían poder enfocarse en el trabajo del ministerio sin tener que defender su lugar.

«Solo quiero servir. Solo quiero poder hablar de Jesús. Y quiero que eso se afirme», dijo a CT Kristen Phelps, fideicomisaria del Seminario Teológico Bautista de Nueva Orleans y mensajera de New City Church en Nueva York. «En el fondo, no se trata de la palabra [pastora]. Se trata de las mujeres y su papel en la Gran Comisión... e incluir a las mujeres en el ministerio en realidad nos da una imagen más completa de Dios».

Con la autonomía de las iglesias locales, varias mujeres que dijeron tener la afirmación de sus propios pastores le dijeron a CT que sienten que pueden continuar sirviendo en sus roles actuales sin verse envueltas en las tensiones a nivel denominacional.

«A medida que los bautistas del sur continúan reafirmando nuestro compromiso con el complementarismo bíblico, también debemos tener muy claro que Dios llama y otorga dones a las mujeres para el ministerio vocacional», escribieron los Finns en Baptist Press. «Deberíamos afirmar sus llamados divinos con alegría e inequívocamente, sin aclararnos la garganta ni disculparnos por el principio bíblico de la igualdad del sacerdocio de todos los creyentes. Los ministerios de nuestras hermanas hacen avanzar el reino».

La inscripción de mujeres ha aumentado en los seminarios de la SBC y los programas para mujeres en el ministerio se están expandiendo. Las mujeres tienen más representación que nunca en los comités de la SBC. Las misioneras jóvenes siguen superando en número a los hombres en el campo misionero.

Sin embargo, la mayoría de las iglesias bautistas del sur podrían mejorar y hacer más para involucrar y discipular a las líderes femeninas. Una resolución aprobada este año instó a los pastores a equipar a las mujeres en sus iglesias, reconociendo a las «innumerables mujeres que sirven entre nosotros como misioneras, escritoras, apologetas, maestras, mentoras y líderes», y que sus contribuciones son «absolutamente vitales y con demasiada frecuencia no reconocidas».

Menos del 10 por ciento de las iglesias evangélicas tienen entre su personal un miembro de tiempo completo que supervisa el ministerio de la mujer, según Becky Loyd, directora de Lifeway Women, una división del brazo editorial de la SBC.

«Espero que comencemos a hablar sobre cosas como la equidad de pago y título para las mujeres que están llevando a cabo los mismos tipos de trabajos ministeriales que los hombres en las iglesias. También creo que hay oportunidades para que las iglesias financien más puestos de personal de tiempo completo que se enfoquen en el ministerio de mujeres», dijo Loyd a CT por correo electrónico.

«Cuando el 90 por ciento de las mujeres que lideran un ministerio en las iglesias no son parte del personal de tiempo completo, ¿cómo están creciendo y desarrollándose? ¿Cómo están integrando su alcance y enseñanza para las mujeres en la misión y visión de la iglesia? Este es el mayor problema que veo en relación con las mujeres en la iglesia».

Jacki King es una de esas ministras de mujeres, en el personal de la Segunda Iglesia Bautista en Conway, Arkansas, donde su esposo es el pastor principal. También ha expresado su preocupación por la paridad salarial y la participación de las mujeres.

«Una sugerencia para los pastores en un post de nueva semana #sbc23: busquen algunas hermanas en su personal, en su iglesia, dentro de la SBC y tengan [con ellas] una conversación con más preguntas que respuestas», tuiteó. «No es suficiente simplemente tenerlas en la mesa, es necesario involucrarlas».

Reissig, en la iglesia Immanuel Baptist, dijo que no teme por el futuro de su puesto en la iglesia donde su pastor hace espacio para que las mujeres sirvan. Pero ella cree que el enfoque actual que pone en el centro de atención los roles de las mujeres dentro de una denominación que todavía tiene que lidiar con su respuesta al abuso sexual por parte de algunos pastores está equivocado.

«Nos estamos perdiendo una parte importante de los pasajes bíblicos que hablan de quiénes pueden y deben servir en el oficio de pastores. La Biblia limita el oficio de pastor a hombres calificados, por lo que creo que se hace un daño a las mujeres que sirven cuando se colocan hombres no calificados en el oficio», dijo Reissig. «Si queremos ser consistentes con la Biblia, debemos estar tan comprometidos con las calificaciones bíblicas para el oficio, como lo estamos con limitar a las mujeres para que no tomen ese oficio».

Las mujeres constituían el 30 por ciento de la multitud de 19 000 personas en la reunión anual; las esposas de los pastores, las mujeres del personal de la iglesia y las mujeres miembros de la iglesia son bienvenidas como mensajeras si son enviadas por su iglesia. La mayoría de los que asistieron a Nueva Orleans dicen que planean regresar para la reunión de 2024 en Indianápolis, según una encuesta realizada con los inscritos.

Estas personas continúan haciendo preguntas, tanto detrás de las cortinas como públicamente, sobre qué nuevos movimientos o mensajes podrían surgir.

«Mi oración es que la conversación sobre las mujeres en el ministerio pase de establecer límites a equiparlas y empoderarlas. Pastores y líderes ministeriales masculinos: necesitamos que cambien la conversación», dijo Loyd de Lifeway.

«Para las mujeres que se preocupan por el efecto dominó, creo que necesitan evaluar su situación actual y decidir si están en un lugar donde tienen oportunidades para crecer en sus dones y llamados. Si no es así, entonces necesitan encontrar otro lugar», dijo. «Entiendo los temores y yo misma he lidiado con ellos, pero nuestro Dios es un Dios de abundancia, no de escasez. Si le ha dado dones a una mujer, también le proporcionará un lugar para que los use».

Traducción por Sergio Salazar.

Edición en español por Livia Giselle Seidel.

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