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En medio de represión contra católicos, Nicaragua cierra 250 ministerios evangélicos

Mountain Gateway se convirtió en el último ministerio cristiano en entrar en conflicto con el régimen de Ortega.
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En medio de represión contra católicos, Nicaragua cierra 250 ministerios evangélicos
Image: Jose Cordero / Contributor / Getty
Cruces sobre una bandera de Nicaragua.

Cuando los huracanes Hilary e Idalia inundaron las costas de Nicaragua en agosto y septiembre de 2023, los ministerios evangélicos en el país hicieron lo que han sido llamados a hacer: dar un paso al frente y servir.

El presidente Daniel Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, habían expulsado a la Cruz Roja del país en julio pasado, después de que la organización criticara al país por su trato inhumano a los prisioneros. Su partida había dejado un vacío en la ayuda humanitaria en el país.

Una de las organizaciones cristianas que dieron un paso al frente fue Mountain Gateway. La agencia estadounidense de misiones y desarrollo fue una de las muchas que ayudaron a organizar un importante evento que comenzó con la provisión de ayuda de emergencia como comida, ropa y medicinas, y que después continuó durante varios días como una campaña evangelística en la que miles escucharon la proclamación del evangelio.

El evento, llamado Buenas Nuevas Nicaragua, unió a más de 1300 iglesias evangélicas de 13 de los 15 departamentos de Nicaragua en un evento evangelístico masivo de dos días en la capital, Managua, en noviembre pasado. Las noticias locales estimaron que hasta 300 000 personas asistieron a los eventos y, a pesar de las tensiones actuales entre la administración Ortega y las iglesias, una publicación progubernamental incluso destacó el evento.

Pero el éxito de la campaña humanitaria y evangelística finalmente tuvo escaso impacto en calmar la más reciente cruzada del gobierno contra los ministerios cristianos.

Desde 2018, el gobierno de Ortega ha encarcelado y exiliado a los sacerdotes católicos que han criticado al régimen. Y, a medida que la población de evangélicos nicaragüenses ha crecido, también lo ha hecho la persecución contra la iglesia evangélica. Un informe publicado recientemente por Christian Solidarity Worldwide (CSW) registró 310 violaciones graves a la libertad de religión o de creencias entre noviembre de 2022 y enero de 2024, y según la organización Nicaragua Nunca Más, desde 2018, el gobierno ha cerrado un total de 256 organizaciones evangélicas, la mayoría de ellas en 2022.

Semanas después del evento Buenas Nuevas Nicaragua, el gobierno ordenó el cierre de las diez iglesias de Mountain Gateway y arrestó a once de sus pastores, acusándolos de lavado de dinero.

Las autoridades nicaragüenses han citado esta razón en numerosas ocasiones en el pasado. Desde 2018, el gobierno ha cerrado 3390 organizaciones no gubernamentales (el 10 % de las cuales son de origen extranjero) por «lavado de dinero», según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Y en 2022, el gobierno cerró 20 iglesias evangélicas por motivos similares.

Ante el aumento de la persecución y las falsas acusaciones, muchos pastores protestantes locales y líderes de ministerios evangelísticos internacionales han optado por guardar silencio.

No obstante, para Britt Hancock, quien fundó Mountain Gateway en 2009, estas acusaciones no tienen sentido.

«No nos han entregado ningún documento legal para establecer de qué están siendo acusados ​​nuestros pastores estadounidenses y nicaragüenses, por lo que no tenemos ninguna explicación de lo que está sucediendo», dijo Hancock a CT. «No entendemos la complejidad de todo esto, especialmente porque hemos trabajado para mantener una relación respetuosa con el gobierno, cumpliendo con sus políticas y leyes.

»El año pasado, mientras trabajábamos con nuestros pastores, todos ellos manifestaron que necesitábamos demostrar extrema precaución al predicar el evangelio», añadió Hancock.

Posiciones encontradas

El caso de Mountain Gateway es solo uno de los ejemplos más recientes de represión gubernamental contra los evangélicos, que ahora representan el 38 % de la población de 6.4 millones de Nicaragua. Uno de los primeros ejemplos fue el de Rudy Palacios, cuya iglesia en La Roca tenía 1500 miembros y seis sedes diferentes. Pero tras acompañar a sus hijos a una protesta en 2018, el gobierno lo acusó de terrorismo y lo obligó a exiliarse.

En 2023, Puertas Abiertas clasificó a Nicaragua en el puesto 50 en su lista anual de los países más peligrosos para ser cristiano. Para 2024, el país centroamericano había saltado al puesto 30.

A pesar de estos informes, no todos los evangélicos opinan lo mismo respecto a las acciones del gobierno.

«No hay persecución contra los evangélicos en mi Nicaragua», dijo a CT Douglas Valerio, pastor que dirige una pequeña iglesia pentecostal de la red Iglesias Care en Jinotepe, a 45 kilómetros (28 millas) de Managua. «Después de las marchas y bloqueos de carreteras que desestabilizaron al país en 2018, el gobierno del comandante Ortega tomó medidas para reducir la injerencia extranjera en la política».

Una de estas medidas fue una ley aprobada en 2022 que busca evitar que las organizaciones sean utilizadas para «lavado de dinero y financiación del terrorismo». Según Valerio, Mountain Gateway violó esta normativa.

«Está demostrado que en 2018 entró mucho dinero a través de varias ONG para financiar a quienes protestaban y bloqueaban las carreteras», dijo. «Cuando Mountain Gateway no pudo explicar el origen de tanto dinero utilizado en la campaña de Buenas Nuevas Nicaragua, las autoridades hicieron cumplir la ley».

Isaías Martínez, pastor presbiteriano y coordinador para Centroamérica del Seminario Reformado Latinoamericano (SRL), coincide con Valerio.

«Tenemos libertad de creencia y religión en Nicaragua», dijo. «Pero desde 2018, si un pastor habla en contra del gobierno, especialmente en las redes sociales, podría haber consecuencias. Es mejor que nos dediquemos a predicar la Palabra de Dios y no nos metamos en política».

Los pastores que creen que el gobierno está tratando injustamente a las organizaciones cristianas tienen miedo de hablar o prefieren mantener una distancia entre su ministerio y la situación política del país.

Al pastor de una pequeña congregación en Managua le congelaron la cuenta bancaria de su iglesia y recibió amenazas violentas por no promover eventos a favor del gobierno.

«Aquellos que dicen que no hay persecución no entienden lo que es la persecución», afirmó. «Los pastores evitamos hablar de política en nuestros sermones porque sabemos que entre las personas que nos escuchan puede haber agentes del Estado que nos acusen después de violar la ley».

Para el pastor radicado en Managua, la situación de Mountain Gateway muestra que el gobierno teme perder el poder en las próximas elecciones. Las regionales se celebrarán el 3 de marzo y las presidenciales a finales de 2026.

«El gobierno teme que la Iglesia se unifique y produzca un candidato que gane las elecciones», afirmó. «Por eso tuvieron miedo cuando Mountain Gateway reunió a cientos de miles de personas en un solo evento».

Antes de 2018, algunos pastores evangélicos hicieron campaña a favor de Ortega, quien los consideraba aliados, ofreciéndoles un trato burocrático preferencial.

Este cambio de actitud del régimen de Ortega y Murillo hacia católicos y evangélicos ha sido estudiado por Teresa Flores, directora del Observatorio de Libertad Religiosa en América Latina.

«Como la iglesia evangélica no tiene un liderazgo unificado, la persecución es diferente y más difícil de percibir que la de la iglesia católica. Es una comunidad más diversa», explicó a CT desde Perú.

«En cuanto a los evangélicos, también sabemos que hay un subregistro de persecución. Muchos pastores que han sido amenazados o agredidos prefieren no denunciar, porque saben que si lo hacen, las consecuencias pueden ser peores», dijo, agregando que «esto no significa que sean libres. Simplemente no quieren involucrarse más por miedo a la hostilidad del gobierno».

«El régimen ha tratado de manera diferente a la jerarquía católica y a la jerarquía evangélica», dijo a CT el activista y galardonado caricaturista nicaragüense Pedro Molina. «Los líderes políticos evangélicos habían sido [aquietados] al otorgarles privilegios, como permisos para realizar eventos y abrir escuelas, además de obtener licencias para canales de televisión y estaciones de radio».

Molina, que ahora vive en Nueva York y está exiliado desde 2018, acusó en sus caricaturas a estos pastores metidos en la política de recibir un «diezmo sangriento».

Uno de los probables protagonistas de sus caricaturas habría dio el pastor Guillermo Osorno Molina (sin parentesco), quien en algún momento tuvo sus propias estaciones de radio, un canal de televisión e incluso un partido político llamado Camino Cristiano Nicaragüense (CCN).

Sin embargo, en 2022 Osorno decidió desafiar a Ortega y se postuló como candidato presidencial de su partido. En respuesta, el gobierno cerró su canal, Enlace Canal 21, luego de que una transmisión afirmara que había habido fraude electoral en las elecciones presidenciales de 2022. Además, a Osorno se le prohibió salir del país y el gobierno declaró su partido político como ilegal.

Aumenta la represión

Nicaragua tiene una larga historia de gobiernos represivos. La familia Somoza gobernó el país bajo una dictadura militar de 1947 a 1979, hasta que el grupo guerrillero comunista Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN, en el cual Daniel Ortega sirvió como uno de los principales comandantes) organizó con éxito un golpe de Estado.

Ortega se encuentra actualmente en su quinto mandato como presidente. Primero ocupó el cargo entre 1985 y 1990, luego regresó al poder en 2007. Desde entonces, ha sido reelegido tres veces más, aunque algunos han afirmado ha habido fraude electoral.

La Iglesia católica tiene una larga historia de participación en la política nicaragüense, incluido el apoyo a los sandinistas cuando tomaron el poder por primera vez en los años 1980. En el actual mandato, Ortega gozó de relativa popularidad y de una relación más o menos cordial tanto con católicos como con evangélicos hasta 2018.

Las cosas cambiaron en abril de ese año, cuando el gobierno anunció cambios no deseados en el sistema público de pensiones. La policía y los grupos paramilitares respondieron a muchas de las decenas de miles que salieron a las calles con gases lacrimógenos, balas de goma y cosas peores, con un saldo de al menos 350 personas asesinadas. Los líderes religiosos pasaron de ser mediadores del conflicto a convertirse en protectores de los jóvenes que huían de represiones violentas y encontraban refugio en las iglesias, como describió Flores en un artículo para el International Journal of Religion Freedom.

Pero el gobierno consideró estas acciones como traición, lo que le dio motivos para arrestar a sacerdotes y pastores. Cuando algunos clérigos católicos se manifestaron en contra del gobierno, Ortega comenzó a cerrar organizaciones y a arrestar o exiliar a líderes religiosos.

Esta creciente ola de persecución religiosa ha sido bien documentada desde 2018 por la abogada nicaragüense Martha Patricia Molina Montenegro, ganadora en 2024 del Premio Internacional a la Libertad Religiosa otorgado por el Departamento de Estado de Estados Unidos.

«En Nicaragua hay odio por parte de la dictadura Ortega-Murillo hacia la labor pastoral que realizan tanto los sacerdotes católicos como los pastores evangélicos», dijo Molina Montenegro a CT. «El régimen necesita una iglesia que se arrodille ante ellos. Como no lo han conseguido, persiguen a los cristianos».

Molina, que está exiliada desde 2021 y ahora vive en Texas, ha documentado 667 ataques contra iglesias católicas y 70 más contra iglesias evangélicas entre 2018 y 2023. Estos ataques incluyen ataques físicos a la infraestructura de las iglesias, incluyendo mensajes con grafitis y vandalismo, prohibiciones de algunas actividades religiosas como procesiones y misas, y amenazas de muerte o exilio forzado contra nacionales religiosos y trabajadores extranjeros.

Aunque Ortega es el presidente y su esposa es la vicepresidenta, son esencialmente codictadores, dice Molina, el caricaturista.

Para él, la pareja presidencial aspira a otro nivel de autoridad sobre la población. «[Ella y su marido] quieren que la gente los escuche no solo como líderes políticos sino también como líderes divinos», añadió. «Quieren que la gente no solo los obedezca sino que también los adore».

Aunque el culto a la personalidad de Ortega y Murillo ha atraído a pocos evangélicos, las acciones de su gobierno han dificultado cada vez más que la creciente comunidad encuentre la unidad.

«El objetivo del gobierno no es simplemente silenciar la voz de los cristianos sino, dada su influencia en el país, obstaculizar su credibilidad e impedir que su mensaje se difunda», afirma el informe de Puertas Abiertas 2024 . «Cabe señalar que, si bien muchos cristianos están en la línea de fuego, hay una minoría de creyentes que, ya sea por miedo o por convicción, optan por guardar silencio. Entre algunas comunidades eclesiales, esto está provocando división».

A pesar de los ataques contra la iglesia en Nicaragua, la población de ese país sigue siendo receptiva al mensaje de Jesús.

«El clima espiritual en Nicaragua durante las campañas de evangelización masiva que realizamos fue uno de los ejemplos más extraordinarios de la unidad de la que habla Juan 17 entre todas las denominaciones y movimientos que jamás haya visto», dijo Hancock, fundador de Mountain Gateway.

«Cada pastor con el que interactuamos estaba entusiasmado por el hecho de que había tantos nuevos creyentes en sus iglesias. Los miembros de sus iglesias estaban motivados para compartir su fe como nunca lo habían estado, y sus templos no tenían espacio para albergar a tanta gente nueva que llegaba inmediatamente después de cada campaña».

Hernán Restrepo es un periodista colombiano que vive en Bogotá. Desde 2021, gestiona las cuentas de redes sociales de Christianity Today en español.

[ This article is also available in English. See all of our Spanish (español) coverage. ]

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