En septiembre de 2022, cinco días después de que el presidente ruso Vladimir Putin anunciara la movilización de 300 000 reservistas militares para continuar la invasión de Ucrania, Mikhail Manzurin abordó un autobús en Rusia con destino a Kazajstán y no regresó.

El joven de 25 años estaba navegando por las redes sociales rusas en su teléfono cuando vio una publicación de su expastor: las personas que huyen de Rusia para evitar el reclutamiento son como «ratas que huyen de un barco que se hunde», escribió el pastor. «Son cobardes».

Manzurin comentó en la publicación: «Debe estar hablando de mí. Yo acabo de salir de Rusia también».

Ese pastor había sido «como un padre» para Manzurin y su esposa, Nailia, de 27 años. La había discipulado desde que ella se convirtió por primera vez al cristianismo y había pastoreado a los Manzurin durante años antes de dejar a Mikhail como líder de su iglesia en Moscú para que él pudiera ir a plantar una iglesia en otra ciudad.

Unos meses más tarde, en diciembre, cuando Putin firmó un proyecto de ley que prohibía promover, «alabar» o identificarse con la comunidad LGBT, ese pastor (y muchos otros evangélicos rusos) aplaudieron. Rusia, escribió el pastor de los Manzurin en las redes sociales, iba por mucho mejor camino que el «moribundo Estados Unidos», un país que estaba «promoviendo la oscuridad y el pecado».

Mikhail respondió: «¿Podemos realmente decir eso de toda una nación? Y si dices que Estados Unidos y Europa están propagando la oscuridad y el pecado, ¿qué está propagando Rusia en este momento? ¿Verdad y luz?».

Poco después de ese comentario, el pastor lo bloqueó de todas sus redes sociales.

Fue una de las muchas relaciones valiosas que los Manzurin perdieron debido a sus opiniones contradictorias sobre la guerra de Ucrania. Mikhail dijo que todavía aman al pastor y lo extrañan. «Pero ya no podemos llamarlo nuestro pastor. Nuestras posturas son completamente diferentes».

La división entre los Manzurin y el pastor es un microcosmos de la división más amplia entre los evangélicos en Rusia por la guerra en Ucrania. La crítica pública de los Manzurin contra la guerra no solo les costó relaciones; los llevó a buscar asilo político en Estados Unidos con sus dos hijos, ambos menores de tres años.

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Los recuentos iniciales de países que han recibido inmigrantes rusos, incluido Estados Unidos, sugieren que al menos 500 000 rusos han abandonado su país desde la invasión de Ucrania en febrero de 2022. La cifra real puede llegar al millón.

Más difícil de cuantificar es el costo espiritual de la guerra para Rusia. Rompió una relación estrecha de larga duración entre las iglesias ucranianas y rusas. Desde el colapso de la Unión Soviética, Ucrania había enviado más misioneros y plantadores de iglesias a Rusia que cualquier otro país. Más de la mitad de las iglesias evangélicas de Rusia están fundadas y dirigidas por ucranianos.

Las relaciones entre los cristianos de los dos países ya eran tensas después de que Rusia se anexara Crimea en 2014 y respaldara a los separatistas prorrusos en la región de Donbás.

Después de la invasión rusa de 2022, Pavlo Tokarchuk, un pastor bautista ucraniano en Lviv [Leópolis] que creció como un niño hijo de misioneros en Rusia, le dijo a CT que los ucranianos sienten que es casi imposible continuar cualquier relación significativa con las iglesias rusas, muchas de las cuales han guardado silencio o son partidarias de la guerra.

«Nunca había sentido tanta ira en mi vida», dijo. «No veo cómo los ucranianos podrían enviar misioneros a Rusia ahora. Es más fácil enviar misioneros a China que a Rusia. La relación entre las iglesias de Rusia y Ucrania está realmente dañada, y eso durará generaciones».

Dentro de las iglesias evangélicas de Rusia, las diferentes opiniones sobre la guerra —y cómo deberían responder los cristianos— también han fracturado a las congregaciones. Una iglesia llamada Casa del Padre, que tiene menos de 50 miembros, obtuvo más de 130 000 visitas en YouTube cuando publicó un video condenando la guerra como «el mal en forma humana» y acusando a otras iglesias rusas de ser cómplices de la devastación.

«Me dirijo a la iglesia rusa con dolor en el corazón: ustedes son responsables», dijo el pastor en el video, sentado frente al púlpito con otros 21 miembros de la iglesia. Dijo que desde hace años denuncia los actos de injusticia del país, pero «ustedes se quedaron callados, y ahora hay esquirlas (en la iglesia). Si se hubieran puesto de pie, no habría muertos, no habría lágrimas hoy... millones de personas en Ucrania no estarían sufriendo hoy».

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Hace poco más de un año, los Manzurin habrían criticado a esta iglesia por volverse «demasiado política». Pero recientemente, Mikhail llamó al pastor de la Casa del Padre y se disculpó por no apoyar a su congregación: «Lo siento. Me equivoqué. Deberíamos ser cristianos en todas partes; no solo en la iglesia, sino también como ciudadanos».

Eso es lo que Mikhail también intentó hacer. Ahora él y su familia están pagando el precio.

Mikhail creció en la misma ciudad donde se encuentra la iglesia Casa del Padre, un pueblo en la frontera entre Rusia y Kazajstán llamado Orsk. Su madre era la única creyente en su familia. Cuando se mudó a Moscú para ir a la universidad, Mikhail se sentía perdido, con profunda nostalgia de su hogar. Comenzó a leer la Biblia y pronto se convirtió al cristianismo.

Nailia Manzurin
Image: Photography by Mike Kane for Christianity Today

Nailia Manzurin

Nailia también buscó a Dios cuando estaba en la universidad en Moscú y se sentía sola y con el corazón vacío. Su hermana, la primera conversa de su familia tártara musulmana, le envió los sermones de un pastor ucranianoestadounidense de habla rusa en Seattle que estaba ganando popularidad en los países post soviéticos. Nailia asistió a un retiro cristiano de tres días en un suburbio de Moscú donde tuvo lo que ella llama una experiencia transformadora: «Llegué al retiro con un vestido ceñido y tacones altos, y salí como una persona completamente diferente».

Mikhail y Nailia se conocieron en la Iglesia Buenas Nuevas de Moscú, una de las iglesias evangélicas más grandes de Rusia, en un servicio de oración temprano en la mañana. Pocos adultos jóvenes estaban dispuestos a levantarse para orar a las 6 de la mañana, y aquellos que lo hacían (generalmente apenas un puñado; a veces solo Mikhail y Nailia) llamaban la atención.

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No pasó mucho tiempo antes de que se fijaran el uno en el otro: Mikhail, un rubio alto y de ojos brillantes, y Nailia, una morena de ojos grandes y oscuros. Él la invitó a tomar un café. Después de repetidas citas para tomar café, Mikhail dejó caer la gran pregunta: él había estudiado mandarín en Hohhot, al norte de China. Desde entonces había sentido el llamado a ser misionero en ese país. ¿Iría ella con él?

«¿Por qué no?», dijo Nailia.

Cuando se casaron, Mikhail tenía 21 años y Nailia 23. Eran jóvenes y estaban llenos de sueños. Mikhail tenía un buen ingreso como tutor de inglés y mandarín, y ambos estaban ocupados pastoreando una congregación de Moscú llamada Iglesia Gloria del Reino, que veían como un campo de entrenamiento para futuros trabajos misioneros en China.

Luego, el 24 de febrero de 2022, su país invadió Ucrania.

Los Manzurin, como la mayor parte del mundo, se despertaron esa mañana y vieron las noticias conmocionados. Ya había señales de que algo se estaba gestando. El domingo antes de la invasión, de camino a la iglesia, habían visto tanques en la carretera. Pero nadie que ellos conocieran prestó mucha atención: la atención de todos parecía fijada en los Juegos Olímpicos de Invierno y en el escándalo de dopaje que se estaba desarrollando en torno a la patinadora artística Kamila Valieva.

Según los medios de comunicación estatales rusos, el ataque a Ucrania estaba justificado: dijeron que Ucrania había atacado a Rusia primero y que Rusia estaba desarraigando el nazismo de Ucrania y salvando a los ciudadanos de etnia rusa en Ucrania de la opresión estatal. Dijeron que el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky era un drogadicto y homosexual, y que Ucrania era el último baluarte contra la inmoralidad liberal de Occidente y había que salvarla.

Mientras tanto, los Manzurin escuchaban una versión completamente diferente de los cristianos ucranianos, quienes entre lágrimas publicaron videos en Instagram que mostraban lo que los misiles rusos estaban haciéndole a sus vecindarios. Esto es lo que está pasando, dijeron. Esto es pura maldad. Si eres hermano o hermana en Cristo, di algo.

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Los cristianos en Rusia rápidamente se dividieron en facciones. Algunos apoyaron abiertamente a Putin; algunos lo hicieron pasivamente. Otros se opusieron silenciosamente. Una minoría muy pequeña condenó abiertamente la guerra.

A medida que surgían más historias horribles de Ucrania, Mikhail y Nailia se sentían cada vez más inquietos. ¿Deberían hablar? «Para mí era una pregunta muy seria», recuerda Mikhail. Después de orar y ayunar durante una semana, tomó una decisión: «Había algo en mí que no podía quedarse en silencio».

Al principio, Mikhail quería unirse a las protestas contra la guerra en las calles. Pero Nailia, que estaba embarazada de su segundo hijo, se opuso. Entonces Mikhail habló desde el púlpito. Todos los domingos oraba por Ucrania —pero no por la victoria rusa—. Después del servicio, durante la hora del té con los miembros de la iglesia, les dijo que lo que Rusia le estaba haciendo a Ucrania estaba mal.

Los miembros mayores de la iglesia, especialmente aquellos que albergaban una cálida nostalgia por la era soviética, se erizaron. «Oh, eres demasiado joven», le dijeron. «Simplemente no puedes entender».

Algunos miembros intentaron debatirlo usando las Escrituras. Según Mikhail, un miembro de la iglesia le dijo: «Putin es como Josué. Josué también mató gente, pero esa era la voluntad de Dios». Otros argumentaron: «¿No dice la Biblia que se debe bendecir a las autoridades, no maldecirlas? Necesitamos bendecir y orar por nuestro presidente, no criticarlo».

Como nuevo creyente, Mikhail había sentido que los cristianos no deberían involucrarse en temas políticos, sino más bien centrarse en asuntos espirituales. Su expastor, Rick Renner, estadounidense y fundador de la Iglesia Buenas Nuevas de Moscú, modeló esta creencia. En una declaración pública de abril de 2022, por ejemplo, Renner escribió: «Nunca me he permitido hacer una declaración política… Dios me ha llamado a enseñarle a la gente la Palabra de Dios, sin importar dónde vivan o qué idioma hablen. Y si uso mi fama para algún otro propósito, significa que me estoy alejando de cumplir el llamado de Dios».

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Mikhail y Nailia Manzurin huyeron de Rusia y ahora viven 40 minutos al sur de Seattle.
Image: Photography by Mike Kane for Christianity Today

Mikhail y Nailia Manzurin huyeron de Rusia y ahora viven 40 minutos al sur de Seattle.

Varios meses después, Renner predicó que Dios es un Dios de orden y no tolera el desorden ni la falta de respeto. «En el Nuevo Testamento, nunca, ni una sola vez, podemos encontrar un respaldo [bíblico] para ser irrespetuosos con la autoridad», dijo. «De hecho, me resulta totalmente sorprendente que el Nuevo Testamento, de principio a fin, enseñe respeto y sumisión en todos los ámbitos de la vida». Instó a los cristianos a «abstenerse de hablar palabras feas e irrespetuosas» sobre sus autoridades que «no reflejan la actitud de Jesucristo».

Por lo que Mikhail pudo ver, la mayoría de los evangélicos en Rusia respaldaron abierta o tácitamente a Putin. Incluso su madre y la hermana de Nailia, a quienes los Manzurin atribuyen su conversión al cristianismo, expresaron su apoyo a la guerra. (Poco después su madre cambió de opinión). A veces, Mikhail se preguntaba si se había equivocado al ser tan crítico.

Putin se ha presentado durante mucho tiempo como un defensor de los valores cristianos, criticando a las naciones occidentales por abrazar la cultura LGBT y por deshacerse de sus raíces religiosas y culturales. Muchos evangélicos que percibieron un cambio en la marea global de valores culturales, como el pastor que bloqueó a Mikhail en las redes sociales, vieron a Putin como un líder fuerte para un momento como este.

Cuatro días después de que Putin anunciara el reclutamiento militar en septiembre de 2022, el líder pentecostal Andrey Dirienko dijo que agradeció a Dios cuando escuchó el anuncio. Leyó en voz alta 1 Samuel 8, en el que los israelitas le piden a Samuel un rey, y dijo que el pasaje «señala el derecho del rey a formar un ejército. Este es el derecho bíblico del rey. No se puede discutir con eso». Dirienko, pastor de una megaiglesia al norte de Moscú y asesor religioso del Kremlin, comparó a Putin con Gedeón, quien, según dijo, respondió al llamado de Dios de formar un ejército.

Ilya Fedorov, pastor de la megaiglesia de Moscú Gloria de Dios, dijo en una conferencia: «El mundo yace en el mal, pero Rusia es un país bendito… Putin es el único que se opone al mal».

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Mientras tanto, cuanto más hablaban los Manzurin contra la guerra, más se reducía su congregación, hasta que ciertos domingos las únicas personas que se presentaban al servicio eran los Manzurin. Cuando los padres de los estudiantes de Mikhail vieron sus publicaciones contra la guerra en las redes sociales, se quejaron con el director de la escuela de tutoría de idiomas, quien reprendió a Mikhail por ser antipatriótico y anticristiano. Mikhail se sintió obligado a dimitir y se centró en dar clases en línea. Pero incluso allí, al menos los padres de un estudiante se enteraron de sus opiniones sobre la guerra en Ucrania y lo rechazaron como tutor.

Una noche de abril de 2022, un par de meses después de que los soldados rusos entraran en Ucrania, Mikhail tuvo un sueño. En ese sueño, el pastor ucraniano estadounidense de Seattle —cuyos sermones Nailia escuchaba en la universidad— le escribía a los Manzurin, pidiéndoles que vinieran a servir en su iglesia en Seattle. En el sueño, él y su familia estaban en un aeropuerto con boletos de avión a Estados Unidos. Solo tenían tres horas hasta la salida cuando de pronto se daban cuenta de que no tenían visas. Mikhail se despertó asombrado. ¿Quería Dios que se mudaran a Estados Unidos? «Oremos por esto», aconsejó Nailia.

Nailia estaba embarazada de ocho meses en mayo cuando los Manzurin decidieron cerrar su iglesia y regresar a Orsk, la ciudad natal de Mikhail. Necesitaban ayuda de su familia con el cuidado de los niños, pero también sentían que era hora de una nueva faceta, aunque no estaban seguros de qué.

Los Manzurin esperan su primera audiencia para solicitar asilo político, misma que fue programada para julio de 2024.
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Los Manzurin esperan su primera audiencia para solicitar asilo político, misma que fue programada para julio de 2024.

Luego, el 21 de septiembre de 2022, Putin declaró una «movilización parcial» de reservistas a las fuerzas armadas rusas para apoyar la lucha en Ucrania. En ese momento, las tropas rusas en Ucrania estaban flaqueando después de un feroz contraataque de las fuerzas ucranianas que reclamaron miles de kilómetros cuadrados de territorio. Para entonces, el ministro de Defensa de Rusia había contado más de 5900 bajas rusas en Ucrania (aunque la estimación del Pentágono en ese momento era de 15 000 bajas rusas).

La movilización aterrorizó a muchos rusos. Aunque Putin dijo que solo se reclutarían reservistas que ya hubieran recibido entrenamiento militar, la gente en la región escuchaba algo distinto. Los Manzurin escucharon relatos de autoridades que detenían a conductores al azar, los sacaban a rastras de sus vehículos y los obligaban a alistarse. Mikhail tuvo que dejar de conducir durante el día. ¿Qué pasaría si la policía rusa lo paraba en la calle y hurgaba en sus redes sociales? Había oído hablar de personas arrestadas o desaparecidas por hablar. El reclutamiento era solo una señal más de que las cosas iban a empeorar para personas como él.

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Los rusos ya estaban huyendo de la represión de Putin contra quienes tuvieran posturas en contra de la guerra, y de las consecuencias económicas de las sanciones y las pérdidas comerciales relacionadas con la invasión. Una semana después del reclutamiento, más de 200 000 rusos abandonaron el país, cruzaron a Kazajstán, a Georgia, o se dirigieron hacia el oeste, hacia Europa.

En Orsk, los Manzurin vieron kilómetros de vehículos esperando durante días para llegar a Kazajstán, el país vecino.

Al ser un buen conocedor de la zona, Mikhail sabía de una forma más rápida de cruzar la frontera. El 26 de septiembre, pagó 10 dólares por un boleto de autobús y en tan solo cuatro horas llegó a Kazajstán. Una semana más tarde, después de tener todos los documentos necesarios listos, Nailia y los niños (Mark y el pequeño Filip, de cuatro meses) se reunieron con él en Kazajstán. Juntos tomaron un tren a Uzbekistán, donde durante más de un mes compartieron un apartamento de una sola habitación con la familia de otro pastor que había huido de Rusia.

Los Manzurin no se sentían seguros en Uzbekistán, un país postsoviético con profundos vínculos económicos y culturales con Moscú. Consideraron mudarse a Turquía o a Georgia, ambos destinos populares para la creciente diáspora rusa.

Entonces unos amigos les dijeron a los Manzurin que estaban esperando en la frontera entre Estados Unidos y México para ingresar a Estados Unidos.

Mikhail recordó su sueño de ir a Seattle. Decidió buscar la guía de Dios. Para llegar a América del Norte, necesitarían dinero. Solicitó un préstamo a través de su banco en Rusia. Pidió 15 000 dólares, casi seguro de que el banco lo rechazaría; ya le habían negado su última solicitud de solo 1000 dólares.

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Para su sorpresa, el banco aprobó el préstamo. Mikhail lo tomó como una señal de Dios. Reservó boletos de avión a la Ciudad de México con escala en Dubái. No tenía idea de cómo llegarían desde la Ciudad de México a la frontera. Pero buscó en Google organizaciones benéficas cristianas y encontró un ministerio llamado Practice Mercy con sede en McAllen, Texas. Se acercó a su fundadora y directora, Alma Ruth, quien lo puso en contacto con amigos en la Ciudad de México y la ciudad fronteriza de Reynosa. A finales de noviembre, estos amigos recibieron a los Manzurin en el aeropuerto y se aseguraron de que estuvieran a salvo, con comida y alojamiento.

Unas semanas antes, los Manzurin nunca habían oído hablar de Reynosa, y ahora eran una de las aproximadamente 150 familias rusas que Ruth estimaba se encontraban ahí esperando pasar a Estados Unidos. Ruth dijo a CT que empezó a ver inmigrantes de habla rusa en la frontera hace unos dos años, pero que, desde la guerra y la movilización militar de Putin, su número ha aumentado. Han surgido nuevas empresas para sacar provecho de su desesperación, con anuncios en ruso que prometen ayuda para ingresar a Estados Unidos a través de México.

Los Manzurin pasaron unos 40 días en un Airbnb en Reynosa, esperando que las autoridades estadounidenses procesaran su solicitud de parole humanitario, un programa de inmigración que permite a ciertos extranjeros vivir temporalmente en Estados Unidos, generalmente debido a una crisis humanitaria. En los meses transcurridos desde que salieron de Rusia, sus hijos solo habían dormido en una carriola y en un asiento de niños para el auto.

El 9 de enero de 2023, los Manzurin finalmente cruzaron el puente hacia McAllen para comenzar su vida en Estados Unidos. Han solicitado asilo político, un estatus migratorio que proporciona un camino seguro hacia la residencia permanente.

La gente en Rusia le había advertido a los Manzurin que nadie en Estados Unidos estaría dispuesto a ayudarlos. En cambio, gracias a las conexiones de Ruth, en cada punto desde la Ciudad de México hasta Seattle, los cristianos locales los recibieron con sonrisas y regalos. La Iglesia del Nazareno de Rio Valley les permitió permanecer en su salón parroquial durante tres semanas. En Austin, el pastor principal de Hope Community Church, Aaron Reyes, los recibió en su casa durante más de una semana.

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Cuando llegaron a Seattle, la única pieza de equipaje de los Manzurin se había multiplicado: tres maletas, dos carriolas nuevas, dos asientos nuevos para los niños para el auto y mucha ropa para los niños. La iglesia Transformation Center Church, la iglesia de habla rusa del sueño de Mikhail, les permitió quedarse en una casa de huéspedes durante varias semanas hasta que pudieran mudarse a un hogar más permanente.

(En junio, la fiscalía general rusa calificó a esta iglesia, que está conectada a una red de iglesias en Europa del Este, como «indeseable». Acusó a la iglesia de recolectar donaciones para apoyar al ejército ucraniano e informar sobre «actividades antirrusas». El departamento dijo que la iglesia es «una amenaza» para la seguridad rusa, y cualquier persona en Rusia que los ayude podría enfrentar un proceso judicial).

Cuando encontraron un apartamento de tres habitaciones en Kent, a unos 40 minutos al sur de Seattle, la gente donó un sofá, una cafetera, dos cunas y una habitación llena de juguetes. Cuando se quedaron sin dinero, un extraño que leyó su historia en las publicaciones de Practice Mercy en las redes sociales pagó su alquiler del mes de abril.

«Esperábamos lo peor», dijo Mikhail. Eso es lo que la propaganda rusa le había dicho toda su vida sobre los estadounidenses. «Pero estábamos literalmente en manos de Dios gracias a estas personas de este lugar».

La primera audiencia judicial de los Manzurin para su solicitud de asilo está prevista para julio de 2024. Si el juez de inmigración no les concede asilo, tendrán que abandonar el país. Mientras tanto, cada mes tienen que pagar la renta.

Pero tal vez debido a su juventud —o debido a su fe— siguen siendo la pareja ardiente, visionaria y llena de sueños que se conoció en un servicio de oración matutino en Moscú hace unos años.

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No han olvidado su sueño original.

Recientemente, Mikhail consideró postularse para un puesto de camarero en un restaurante chino local, con la esperanza de practicar su mandarín. También planea inscribir a sus hijos en lecciones de tenis de mesa.

«Porque, ¿qué país está loco por el tenis de mesa?».

China.

Sophia Lee es escritora en el equipo global de Christianity Today.

Traducción por Sergio Salazar.

Edición en español por Livia Giselle Seidel.

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