La temporada navideña no siempre es alegre y feliz. De hecho, puede estar llena de angustia, tristeza, lágrimas y dolor. Lo entiendo perfectamente. Desde el 30 de junio de 2021, las fiestas de mi familia han estado empañadas por las lágrimas y la tristeza. Ese día, nuestra hija de 20 años murió en un trágico accidente de coche mientras volvíamos juntos de unas vacaciones. En cuestión de segundos, perdimos a nuestra hija mayor.

La muerte es nuestra enemiga. Odio la muerte. Estoy harto de lágrimas. Y sin embargo, si ese día de junio es mi mayor dolor, entonces Apocalipsis 21 es mi mayor fuente de esperanza y consuelo. También puede serlo para ti.

En estas palabras, encontramos la seguridad de la victoria eterna que Jesús ha asegurado para su pueblo. El amoroso Pastor enjugará nuestras lágrimas y erradicará para siempre el pecado, la muerte y al diablo. Esa es nuestra recompensa futura y el destino de todos los que son personas de fe.

El alcance del Evangelio de Jesucristo no se limita a la salvación de nuestras almas. Incluye la restauración y redención de todo lo que se perdió con la caída del hombre en Génesis 3. Esta restauración implicará un nuevo cielo, una nueva Jerusalén y cuerpos perfeccionados que resucitarán para habitar una gloriosa tierra nueva. Esperamos con impaciencia la transformación de todo el universo.

La visión de Apocalipsis 21 de lo que está por venir será nueva en calidad y superior en carácter a lo que tenemos ahora. Cuando el texto predice la desaparición de la tierra actual, habla inmediatamente después de la llegada de un nuevo y magnífico comienzo. Esta tierra nueva es el lugar donde el reino de Cristo se revelará en su plenitud, donde Dios mismo reinará como único Rey sobre todos, habitando en paz y poder con su pueblo.

Esta es la esencia de la salvación: una relación íntima y personal con Dios mismo, sin fin y para siempre. No habrá necesidad de partidos políticos opuestos ni de divisiones denominacionales, ya que todos estaremos unidos para adorarle, servirle, gobernar con Él y administrar con Él. No habrá más muerte. Habrá trabajo con propósito, familia y amigos de los que disfrutar sin temor a la separación, y una eternidad de aprendizaje y descubrimiento. Será una realización continua de nuestro deseo más profundo de unión con Dios y de unos con los otros.

La esperanza de ese gran día me ayuda a perseverar hoy, incluso cuando la tragedia en nuestra familia y la tristeza de las fiestas me parecen abrumadoras. Nuestro Señor llegó en aquella primera Navidad con gran humildad, pero volverá de nuevo con la victoria absoluta. La poderosa visión dada al apóstol Juan en el libro del Apocalipsis termina con el Señor diciendo: «Sí, vengo pronto». A lo que Juan responde, junto con todo corazón afligido: «Amén. ¡Ven, Señor Jesús!».

Craig Smith es el pastor principal de The Vail Church.

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